No hay nada peor que guardar los recuerdos de lo malo que nos han hecho. Eso es el rencor, es un veneno que va creciendo a diario en nuestro ser. Ese veneno se alimenta fácilmente si no tomamos acción. Va apoderándose de nuestros pensamientos, de nuestro corazón y como consecuencia terminamos siendo personas amargadas.

Cuando veas a alguien con rictus de amargura en la cara, muy probablemente es una persona que guarda rencor, que no se fija ya en las bondades que le hacen. Siempre está esperando a ver qué no le hacen, qué no le dicen, cómo le responden una pregunta…y siempre, aunque se la respondan con dulzura, va a encontrar algo negativo en esa dulce respuesta.

La solución sería poner a las personas así a hacer una lista de las cosas bonitas que recuerdan de su infancia, de todas las cosas que recuerdan haber recibido y les causaron una sorpresa agradable. Pregúntale quién le ha hecho algo bueno en la vida. Tal vez así pones su memoria a alimentarse de esos buenos momentos.

Estar en positivo, al igual que ser feliz, es una decisión, pero a muchos les cuesta tomarla. Hay personas que incluso habiendo conocido a Jesús son así, porque se han acostumbrado a serlo. Porque están tan envenenados, que no conocen otra manera, no saben ser de otra forma.

Hay que orar por ellos y siempre darles una respuesta en positivo. Hay que recordarles que Jesús es Dios de esperanza, de gozo y de paz. Que Él disfruta cuando estamos felices y que si lo tenemos a Él, nada más nos debe faltar. Por ejemplo, si te dicen: el día está horrible, esa lluvia…les puedes responder: Yo le doy gracias a Dios porque está regando mis plantas, o Gracias a Dios tenemos un techo sobre nuestras cabezas. Y así, una a una de sus frases, se las respondes como tu lo harías en positivo a ver si se van acostumbrando y adoptan esa postura. Revisa tus comentarios a diario y procura ser siempre portador de buenas noticias.

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