¿Quién no tiene una lucha? Podría ser por salir de una depresión, una decepción amorosa, deuda, desintegración familiar, soledad, adicción, tentación y un sinfín de situaciones que todas las personas pasamos de alguna manera.

En muchas ocasiones los problemas suelen consumirnos mucho más de lo normal y se convierten en nuestro mundo, trayendo consigo malestares emocionales, espirituales y físicos.

Podemos obtener respuestas de todos lados como en libros, consejeros, psicólogos, etc. Pero ¿será esa la solución a todo? Y aunque es muy recomendado buscar consejería para poder sobrellevar problemas, no siempre es la respuesta y tampoco siempre tendremos acceso a estos recursos.

Como cristianos debemos enfocarnos más en Jesús que en lo que nos ataca o nos preocupa, pues es Él quien pelea por nosotros, quién nos rescató de la muerte eterna, ¿acaso no podrá rescatarnos ahora que nos encontramos angustiados? Seguro que lo hará pero sólo si se lo permitimos. Salmo 61:2b-3 (NTV) dice: “Guíame a la imponente roca de seguridad, porque tú eres mi amparo seguro, una fortaleza donde mis enemigos no pueden alcanzarme.”

Poner la mirada en el Señor implica confiar y ver tu situación con esperanza, más allá de los gigantes que hay a tu alrededor, es ver ese rayo de luz que sigue iluminándote a pesar de las tinieblas. “Oh Señor, solo tú eres mi esperanza; en ti he confiado, oh Señor, desde mi niñez.” Salmos 71:5 (NTV)

Aunque es muy difícil sonreír cuando estás triste o preocupado permite que el Señor te dé la paz y la confianza que te prometió. En esta lucha no estás solo, Dios está primero preparando camino para que puedas pasar y alcanzar el propósito por el cual fuiste creado.

Sonríe y pon nuevamente la mirada en Jesús, tu Salvador.

 

El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.

Deja un comentario