Cuando alguien nos hace daño es normal que exista un momento en el que nuestra rabia nos lleve a  querer hacer pagar a la persona por lo que hizo. Sin embargo, el enojo puede provocar ansias de venganza, ese sentimiento puede ser normal pero no correcto para quienes hemos recibido a Cristo en nuestro corazón y también hemos sido perdonados.

La venganza es una actitud que no debe ser parte de la vida cristiana, tal vez se  puede pensar que vengarse es hacerse respetar sin embargo no lo es. Lo que nos hará ver diferentes es decir al igual que lo hizo Jesús: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen” (Lucas 23:34). Jesucristo sabía que como humanos reaccionaríamos de esa manera y para eso también nos dejó un mensaje: “Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen” Mateo 5:44 (RV-1960)

Jesucristo demostró que uno no es un cobarde por hacer el esfuerzo de vivir en paz con el mundo y someterse a Dios. Está escrito que todo está bajo el control de Dios, que Él tiene un plan y que debemos esperar en Dios por la suerte que les tocará a los malos.

Debemos dejar todo en manos de nuestro Padre así como cuando éramos niños y teníamos a algún compañero que nos molestaba o nos lastimaba, corríamos a avisarle a nuestro papá antes de actuar para que Él se encargase, lo hacía, y nosotros nos sentíamos satisfechos y tranquilos de que se haya hecho algo y que no estábamos solos.

De la misma manera Dios no te ha abandonado, puedes acudir a Él para  contarle lo que te pasó , lo que te hicieron , deja en su control lo que te hicieron, sea cual sea el daño, Dios es nuestro defensor , tal como dice su Palabra :”No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor.” Romanos 12:19 (RV-1960)

Dios, en su infinita sabiduría y omnipotencia, reconciliará las cosas a su debido tiempo. Él puede poner las cosas en orden entre marido y mujer, padre e hijo, amigos, todas aquellas relaciones rotas. No te envenenes con la rabia y sed de venganza.

Despójate de todo mal pensamiento e intención de venganza, vivir en paz es la mejor forma de sanar la herida que nos hicieron, deja en manos de Dios el resto.

 

El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.

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