¿Acaso era fácil mirar de frente a nuestros padres después de sacar malas calificaciones o haber ocasionado una catástrofe? ¿Cómo mirar a tu pareja después de haber sido descubierto tu mentira? No es fácil levantar la cabeza y mirar a alguien a quien hemos fallado, decepcionado o lastimado, como de igual forma no es fácil mirar al cielo después de haber cometido un pecado.

Y dije: Dios mío, confuso y avergonzado estoy para levantar, oh Dios mío, mi rostro a ti, porque nuestras iniquidades se han multiplicado sobre nuestra cabeza, y nuestros delitos han crecido hasta el cielo.

Desde los días de nuestros padres hasta este día hemos vivido en gran pecado; y por nuestras iniquidades nosotros, nuestros reyes y nuestros sacerdotes hemos sido entregados en manos de los reyes de las tierras, a espada, a cautiverio, a robo, y a vergüenza que cubre nuestro rostro, como hoy día. Esdras 9:6-7

Esdras no podía ni siquiera levantar su rostro por el pecado en el que se encontraban, como cualquiera puede encontrarse en momentos donde hacemos lo que a Dios no le agrada. También expone que a consecuencia de ello les vinieron grandes sufrimientos, esclavitud y pérdidas.

Los proverbios nos dicen, “Él que encubre su pecado no prosperará, más el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia ” Proverbios 28:13. La frase “no prosperará” aquí no se refiere a prosperidad material; más bien, se refiere a salud física, estado emocional y bienestar espiritual. La palabra de Dios está diciendo que a cualquiera que encubre su iniquidad se le suspenderá toda la prosperidad espiritual. ¡Y la vida de David así lo demuestra! (David Wilkerson).

Mientras callé, se envejecieron mis huesos, en mi gemir todo el día. Porque de día y de noche se agravó sobre mí tu mano; Se volvió mi verdor en sequedades de verano.

Mi pecado te declaré, y no encubrí mi iniquidad. Dije: Confesaré mis transgresiones a Jehová; Y tú perdonaste la maldad de mi pecado.

Por esto orará a ti todo santo en el tiempo en que puedas ser hallado;
Ciertamente en la inundación de muchas aguas no llegarán éstas a él. Tú eres mi refugio; me guardarás de la angustia; con cánticos de liberación me rodearás. Salmos 32:3-7

Lo último que pensamos hacer después de haber fallado a alguien es acercarnos para conversar del tema o pedirle perdón,  pero muchas veces preferimos escapar y ser indiferentes. Lamentablemente esto trae sus consecuencias, y a causa del silencio continuaremos en constante sufrimiento interior.

Es posible que en este  momento estés huyendo de la presencia de Jehová, por lo que te da vergüenza orar y mirar al cielo, pero si tú  pudieras preguntarle a David qué era lo más doloroso en su vivencia, seguramente te diría que fue albergar su pecado en secreto, según este Salmo, al parecer David demuestra que exponer su pecado fue una carga mucho más ligera.

A pesar de su pecado David no pudo estar más tiempo lejos de Dios porque sabía que sólo en sus brazos tendría refugio. Ahora quiero hacerte una pregunta: ¿Hasta cuándo continuarás en ese estado? Busca a Jehová mientras pueda ser hallado, y recibe paz y bendición.

 

El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.

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