Jesús, después de ser bautizado,  fue llevado por el Espíritu Santo  al desierto, donde fue  probado y salió victorioso.   Posteriormente el Señor inicia su ministerio haciendo un llamado  a quienes Él había escogido diciéndoles: “Venid en pos de mí,   y os haré pescadores de hombres” (Mateo 4:19),  los llamó a cada uno de ellos  y dejando sus ocupaciones lo siguieron.

Todos ellos fueron instruidos por Jesús y en su caminar con Cristo vieron milagros asombrosos: Los ciegos podían ver, paralíticos caminar, mudos hablar, vieron a los mares y vientos obedecerle, también fueron testigos de la multiplicación de panes y peces para alimentar a multitudes. Los hombres que decidieron seguir a Jesús no se imaginaban que era un tours con el mismo Dios.

En Marcos 10:17-12 está el relato de la oportunidad en la que un joven que tenía muchas posesiones le preguntó a Jesús qué podía hacer para heredar la vida eterna, a lo que el Maestro le respondió que debía guardar los mandamientos que conocía. El joven entonces le dijo: Maestro, todo  he guardado desde mi juventud. Jesús lo miró a los ojos y le hizo una propuesta: Vende todo lo que tienes y dalo a los pobre, y tendrás tesoros en el cielo; y ven y sígueme.  Al escuchar esto  el hombre se fue triste porque tenía muchas posiciones.

El seguir a Jesús demanda renunciar a nuestras comodidades, es salir de nuestro estado de confort. “Ven y sígueme” es una invitación de Jesús para poder capacitarnos y  mostrarnos la gloria de Dios de cerca con milagros y prodigios.  Hoy te animo a que aceptes la invitación del Maestro a seguirlo, que tu respuesta sea como la de los discípulos que dejaron lo que estaban haciendo y lo siguieron.

 “Y Jesús le dijo: Ninguno que poniendo su mano en el arado mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios”.  Lucas 9:62

¿Cuál será tu respuesta?

Por Miguel Ángel Veizaga.

 

 

El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.

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