Un niño hizo un bote de papel, fue tanto el esmero para que quedara bien que llegó a ser lo mejor que tenía. Lo llevaba a todo lado, lo dejaba en los pequeños riachuelos y lo contemplaba todo el tiempo; pero de repente sucedió algo inesperado: el bote se perdió. El niño muy asustado comenzó a buscarlo, recorrió calles, tiendas y no lograba hallarlo y, a pesar que pasaron varios días, continúo con la búsqueda hasta que por fin lo encontró. Estaba en una tienda de antigüedades colocado en el mostrador. El niño ingresó rápidamente, solicitó al vendedor que le devolviera su bote pero éste se negó diciéndole que él lo había comprado y que de igual manera el niño debería hacerlo. Al escuchar esto el pequeño corrió a casa, sacó todos sus ahorros y regresó a la tienda, compró su bote y al salir le dijo “Botecito cuando te hice yo te amaba, pero al recuperarte y comprarte te amo doblemente.”

Esta ilustración ejemplifica el amor de Dios, la palabra dice que nosotros somos su creación, Él nos hizo a imagen y semejanza suya,  nos formó y ya nos conocía aun antes de que estuviésemos en el vientre de nuestra madre.

Sin embargo, por nuestros pecados, nos alejamos, quisimos experimentar la vida y lo que nos ofrecía, nos apartamos de Él y por mucho tiempo hemos permanecido así, distantes de Dios, de sus propósitos, de sus sueños para con nuestras vidas.

Hasta que un día, el Señor tocó nuestros corazones nuevamente, por su amor nos llamó y su dulce voz nos cautivó,  ya no pudimos resistirnos más y volvimos a él.

No fuimos nosotros, fue Él quien buscó la manera de acércanos a sus propósitos otra vez. Entregó su vida, en una cruz, dio todo por amor y por ese sacrificio obtuvimos la salvación y vida eterna.

¡Cuán inmerecido amor de Dios, cuán inmenso y profundo! Es un privilegio ser amados por Él, porque este amor no es condicional, no es inconstante, no es pasajero o momentáneo como el mundo lo ofrece; por el contrario es eterno, inmensurable y único para nuestras vidas.

Recuerda Jeremías 31:3 “El Señor se manifestó a mí, hace ya mucho tiempo diciendo con amor eterno te he amado por tanto mi misericordia se ha extendido…” (Énfasis añadido)

Te animo a que cada día tus pensamientos y voluntad sean sujetos a esta verdad:

“¡Dios te ama! Te ama porque eres su creación, su adquisición ysu herencia y ante tal  declaración no hay nadie ni nada que pueda afirmar lo contrario.

 

El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.

Deja un comentario