En casa, no hace mucho, acostumbramos cerrar la puerta de entrada con candado, pues tenemos una pequeña niña que se las ingenió para salir sola a la calle en una ocasión y nos dio tremendo susto.

Desde entonces fuimos más cuidadosos, pero al ver que ya no le interesaba acercarse a la puerta para salir, poco a poco descuidamos ese detalle. Este abandono de nuestra parte llevó a que la noche anterior, ella nos sorprendiera nuevamente escabulléndose sola en minutos. Gracias a Dios la encontramos antes que algo malo le pasara.

Aprendimos una gran lección y recordé lo que 1 Corintios 10:12  dice “Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga.” (RVR1960)

Los descuidos pasan cuando uno cree que tiene control sobre algo, pero es un pensamiento muy equivocado, pues así con  pequeñas cosas que se dejen ingresar a la vida vienen grandes consecuencias. Una persona que ahora es alcohólica pensó que tenía el control de la bebida, pero la realidad es que la bebida lo llegó a controlar, lo mismo pasa con la pornografía, la mentira, hasta con el odio, la falta de perdón y con la depresión entre muchos.

Debemos estar siempre atentos y no descuidar nuestra vida, ni dejar de poner el candado a nuestro corazón, a nuestros ojos y a nuestra mente; pues un descuido mínimo puede llevarnos a magnos desastres futuros.

Si conoces tus debilidades y sabes qué es lo que te hace pecar, ¡evítalo a toda costa! no negocies con nada ni con nadie tu integridad y deja que Dios sea tu guardián, aquel que te indica qué está mal para ti y qué no te conviene.

¡Pon siempre el candado de la santidad en tu vida!

“Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; Pruébame y conoce mis pensamientos; Y ve si hay en mí camino de perversidad, Y guíame en el camino eterno.” Salmos 139:23-24 (RVR1960)

 

El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.

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