“Amados, yo os ruego como a extranjeros y peregrinos, que os abstengáis de los deseos carnales que batallan contra el alma” 1 Pedro 2:12

Un extranjero es aquella persona que nació, es originario o que procede de un país de soberanía distinta; y un peregrino, es aquel que anda o viaja por tierras extrañas que presentan dificultades.

La Palabra de Dios nos dice que somos extranjeros y peregrinos en este mundo. Esto significa que esta tierra no es nuestro hogar. No pertenecemos aquí.  Si viajas a un país que no es tuyo, eres un extranjero en ese país. Es posible que no entiendas el idioma de la gente,  andas por lugares peligrosos sin darte cuenta, que recibas críticas o indiferencia por las costumbres y posiblemente te vengan problemas y  sufrimiento.

Generalmente un extranjero es una persona que sufre en otras tierras, pero se regocija porque sabe que un día volverá a su país, su tierra y con sus parientes.

La Biblia nos compara con extranjeros y peregrinos, porque venimos de otro mundo, otro hogar. Probablemente en este momento todo te sale mal, no ves una salida, las cosas empeoran, todo se complica y sientes que ya no sabes que hacer.  Te animo a que te regocijes con esta buena noticia, Jesús es la solución.  Mientras estés en un mundo al cual no perteneces, entiende que es necesario que el sufrimiento y el dolor te acompañen.

¡Regocíjate! porque llegara el día en que retornaremos a nuestro hogar. Recuerda que eres un extranjero y un peregrino en este mundo.

 “Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo” Filipenses 3:20

Mientras esperas tu retorno ocúpate de hacer la voluntad de Dios, búscalo en todo tiempo, conságrate y vive en santidad.

 “Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz.” Romanos 8:6

 

El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.

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