Cuando Jesús bajó del monte, le seguía mucha gente.  De repente, un leproso se le acercó y se arrodilló delante de él y le dijo: Señor, si quieres, puedes limpiarme de mi enfermedad. Jesús lo tocó con la mano, y dijo: Quiero. ¡Queda limpio! Al momento, el leproso quedó limpio de su enfermedad. Mateo 8: 1-3 (DHH)

Ningún hijo recibe lo que anhela en su corazón si no va y se lo pide a su padre. Recuerdo que cuando era niño, había tantas cosas que quería tener, como  juguetes,  ropa de moda en ese tiempo, una bicicleta, una radio pequeña, etc.  Pero jamás los tuve.  El motivo: nunca se lo decía a mi papá, porque pensaba que él no me lo daría. Muchas veces estaba a punto de decirle que me compre lo que quería, pero el temor de recibir un “No” seguido por un regaño, me impedía decirle.

Pasaron muchos años, hasta que me atreví a pedirle que me compre un pantalón que me gustaba mucho y que estaba de moda. Pensé recibir una respuesta negativa, pero a cambio recibí una sonrisa y un gesto de amor con un: “¡Sí!”. Ese día no sólo me compró el pantalón y suplió lo que anhelaba tener, si no que también me llevó a un estudio fotográfico para tener un recuerdo. Ese día terminé realmente feliz.

Los versículos que les compartí al principio de este devocional me llevaron a contarles esas escenas de mi niñez porque veo que hay muchos hijos que no reciben lo que anhelan por no acercarse a su padre y decirle lo que necesitan.

Hoy en día hay mucha gente que sigue a Jesús, pero son pocos que toman la actitud del leproso y van delante de Él. Jesús sigue siendo el mismo de ayer y lo seguirá siendo por los siglos de los siglos. Él está dispuesto  a perdonar, restaurar, sanar, dar una nueva oportunidad y una vida abundante. Jesús sigue diciendo: “Quiero”.

No tengas miedo de acercarte a tu Padre, a pesar de las circunstancias y de los sentimientos, Dios es bueno, te ama, está contigo, sabe lo que te pasa, se interesa por ti, tiene un plan para tu vida y está dispuesto a suplir lo que necesitas. Quizás no en el momento, pero te puedo asegurar que Dios recompensa a los que se acercan y esperan en Él.

“Sigue pidiendo y recibirás lo que pides; sigue buscando y encontrarás; sigue llamando, y la puerta se te abrirá.  Pues todo el que pide, recibe; todo el que busca, encuentra; y a todo el que llama, se le abrirá la puerta.” Mateo 7:7- 8 (NTV)

¡Dios bendice a los que se acercan y ponen sus necesidades en Él!

 

El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.

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