La música es un conjunto de sonidos, ritmo, mensaje, armonía estructurada, parte del instinto humano que se asocia con las emociones y el intelecto, es de ayuda en la búsqueda de la calma y es de inspiración mundial.
Las personas somos seres musicales, aún el cuerpo se mueve con impulsos nerviosos y rítmicos, el palpitar del corazón, las pulsaciones; las melodías pegajosas que escuchamos se encierran en nuestra mente y salen al exterior en forma de silbidos o tarareo.
Desde tiempos inmemoriales la música se utilizó para reflejar los estados de ánimo de la gente, victorias, derrotas, alegrías, tristezas y mucho más, muestra de ello es uno de los gloriosos himnos de antaño, “Sublime gracia”, escrito por Jhon Newton, personaje que después de ser tratante de esclavos se arrepintió al ver la fidelidad de Dios en medio de una tempestad que azotó su barco, lo cual lo llevó a convertirse al cristianismo y cambiar de vida.
En tiempos bíblicos la música tuvo un rol especial, particularmente en 1 Samuel 16:14-23 observamos que el rey Saúl, al cual el Espíritu de Dios dejó después de que desobedeciera al Señor, era atormentado interiormente por un espíritu malo, él se tornó melancólico, temeroso, suspicaz y tembloroso.
Los criados de Saúl le recomendaron emplear la música como remedio, fue así como David llegó a la corte para mitigar el mal de Saúl, se volvió una especie de médico que le ayudó contra la peor de las enfermedades existentes. De pastor de ovejas a paje de armas, no lo llevó allí su capacidad musical, sino que el Espíritu de Dios estaba con él y todo lo que hacía tenía buenos resultados aún en este ámbito.
Mathew Henry añade lo siguiente en su comentario bíblico:
“La música tiene la virtud especial de aquietar y alegrar a la mente perturbada y entristecida. En algunas personas hace mayor efecto que en otras, y probablemente Saúl era de las que reciben gran beneficio de la música. (…) No es que la música tenga un poder directo contra el diablo, pero sirve, muchas veces, para cerrar las puertas por las que el diablo tiene acceso a la mente humana.” (1999: 305)
Actualmente se utiliza la música como terapia (músico-terapia), facilitadora del proceso enseñanza-aprendizaje, como tratamiento contra la depresión, para aplicación en hospitales, como tratamiento para el Alzheimer y mucho más, pero la música inspirada por Dios puede traer grandes beneficios integrales al ser humano.

“Alaben su nombre con danza; con pandero y arpa a él canten.” (Salmos 149:3)

Pon música a tu vida en medio del clamor, de la felicidad o el dolor, es algo que el Señor te dio junto a su palabra viva.

Por Carlos E. Encinas

 

 

El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.

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