Aún hoy día con el conocimiento y acceso a información que tenemos, muchos siguen en busca de una fórmula mágica para solucionar sus problemas. Quieren todo con inmediatez y sin esfuerzo y ¡eso los hace caer en tantos errores! Tenemos que dejar de buscar lo fácil y lo fantástico. Es muy cierto que tenemos un Dios que nos escucha y nos ayuda, pero las cosas de Dios toman el tiempo necesario y si no estamos dispuestos, por más que nos ayude, no vamos a avanzar.
Si, por ejemplo, deseas dejar de comer en exceso para bajar de peso, es bueno pedir ayuda a Dios. La otorgará hasta para eso, pero necesitas hacer tu plan y cumplir las directrices que sabes que son necesarias para lograr tu objetivo. Tienes que planificar el tiempo de ejercicio, el tamaño de las porciones y el tipo de comida que vas a tener a la mano. No puedes pensar que las cosas van a suceder como si fuera una caricatura donde hay magia. No sigas en busca de una fórmula mágica porque no funciona.
Las personas que quieren deshacerse de las cadenas de un vicio hacen muy bien en buscar de Dios, pero si no ponen de su parte y se proponen tomar acciones para dejar ese vicio, por más que Dios los ayude, no van a lograr liberarse. Necesitas fortalecer tu fuerza de voluntad. Dios ayuda, pero necesita que nuestro deseo sea verdad, sea un hecho. Y para que lo sea, tenemos que poner todo lo que esté de nuestra parte sin estar en busca de una fórmula mágica, porque no existe. Dios nos dio libre albedrío, porque es generoso y respetuoso. Por eso, tenemos que saber administrar nuestro tiempo y nuestros recursos, para ponernos en acción y entonces buscar Su ayuda.
En las revistas y en la televisión nos venden a diario esas fórmulas mágicas para deshacernos de deudas, para deshacernos de la grasa corporal o para vernos más jóvenes. Y es impresionante el dinero que logran hacer. Cuando no da resultados su fórmula, generalmente tienen miles de excusas de lo que no hizo la persona que la compró y por eso no le dio resultado. Solo se han beneficiado ellos. No te dejes engañar buscando una fórmula mágica para solucionar problemas. Si suena demasiado bueno para ser cierto, muy probablemente no lo sea.
Cuando te pongas a pensar en fórmulas mágicas, recuerda bien que los magos, no son en realidad magos, sino ilusionistas. Te crean una ilusión de algo que no es verdad.
El siguiente crédito, por obligación, se requiere para su uso por otras fuentes: Artículo producido para radio cristiana CVCLAVOZ.
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