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Lo que perdimos en el camino

¿Qué fue lo que perdimos en el camino?

La vida nos fue cambiando. Cambiamos nosotros. Otras personas o situaciones sociales provocaron en nosotros transformaciones, para bien… o para mal. Cuando ha pasado el tiempo —al menos el tiempo que ha pasado en mi vida— uno siente la cuestión en la conciencia: ¿Cuándo fue y cuánto fue lo que perdimos en el camino en todos estos años? ¿Cuándo abdicamos nuestras convicciones y las cambiamos por monedas de satisfacción inmediata?

(Por cierto, este es una reflexión personal, un poco de análisis introspectivo. No todas las personas se atreven a escribir de lo que les pasa, pero de lo que les pasa en su fuero más interno. Es cierto, aterra exponerse, aparecer en la vidriera del escrutinio social. Entonces, se cuenta alguna cosa personal que pasó, no muy adentro, se saca una cierta conclusión didáctica y se aplica un versículo oportuno).

Crisis y pérdida del camino

Hubo un tiempo en que “la teníamos clara”. Sabíamos lo que queríamos hacer y cómo lo queríamos hacer. Pisábamos fuerte y caminábamos firmemente. Sentíamos el vértigo de la vida, el vigor de la juventud, el amparo del amor tal vez. Teníamos los recursos y las ganas.

De pronto, un cataclismo, una pérdida, un desengaño; un accidente o una enfermedad. Lo que parecía firme y seguro bajo nuestros pies, de pronto se diluyó. Entonces, reclamamos, nos enojamos, nos quejamos, lloramos. Pero ya no había caso. Lo único posible de hacer en ese momento era ver lo que perdimos en el camino y preguntarnos qué rayos íbamos a hacer ahora.

No sólo perdimos. También ganamos

Tiempo después, pensamos: “Pero ¿no ganamos algo en cambio?” ¿Fue todo pérdida o podemos reconocer algunos hallazgos, unas pocas conquistas, ciertas adquisiciones? Con un poco de sabiduría, era posible atesorar lo bueno, entresacar lo precioso de entre lo vil. Nos hicimos más fuertes, menos ingenuos. Tal vez perdimos algo de inocencia y cada tanto tenemos la tentación de ser un poco cínicos, especialmente con los jóvenes. “Claro —pensamos—, todavía no saben lo que es perder algo en el camino.”

Así que, entre lo que perdimos y lo que finalmente ganamos hay cierto balance. A veces, un poco negativos, decimos que perdimos más de lo que ganamos. Pero eso se ve así si sólo valoramos lo agradable. Hay cosas que no son tan satisfactorias en lo que aprendimos pero que son buenas. Por ejemplo, he aprendido a respetar a personas que no me agradan nada. Es algo pequeño, pero tiene sentido.

Así, entre aciertos y fracasos, entre alegrías y desventuras vamos aprendiendo. Vamos entendiendo mejor lo que perdimos en el camino y valorar lo que efectivamente ganamos.


El siguiente crédito, por obligación, se requiere para su uso por otras fuentes: Artículo producido para radio cristiana CVCLAVOZ.

Benjamín Parra Arias

Hay otros universos alrededor nuestro. Contenidos, significados, códigos diversos. Sobre todo, vidas intensamente reales. Espejos donde nos vemos tal cual. Imaginaciones, sueños, broncas, esperanzas, crónicas y memorias...

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