¿Qué es lo que hay que hacer aparte de orar?, le preguntó uno de mis alumnos a una profesora invitada que nos instruía sobre la historia desde una perspectiva bíblica. La cuestión podía haber sonado algo irreverente en otro contexto, digamos, en un curso de discipulado que estuviera tratando sobre la oración.
Pero se trataba de una charla sobre historia y a la luz de los hechos presentados, la pregunta era pertinente. ¿Cómo deben intervenir las personas cristianas en la realidad política, social, económica y cultural de nuestros países? Más que nunca, esta es una pregunta que debe ser abordada y, en la medida de lo posible, respondida.
El poder y la soberanía de Dios son conceptos centrales en la mente cristiana. Pero, en el intento de destacar claramente esa supremacía, se minimiza notablemente el rol de las personas. Así, todo lo que acontece en la historia sería producto de un plan exclusivamente determinado por Dios.
Frecuentemente, ese plan es desafiado por el mal o la desobediencia y la mala conducta de la gente. En tal caso, Dios aplica Su juicio de diversas maneras. Esa es, brevemente, la explicación ofrecida respecto de cómo funciona la historia.
Es decir, a todo evento, las criaturas humanas no tendrían mucho que hacer en esta batalla entre Dios y el Mal (con mayúsculas). Excepto, claro, interceder por las naciones, reprender la obra de las tinieblas y conservar una conducta intachable en la sociedad.
Esa es la explicación que se da casi siempre que uno pregunta por qué las cosas están como están y qué se podría hacer. No habría mucho más que hacer aparte de orar.
Pensemos en estas importantes palabras:
Con lisonjas seducirá a los violadores del pacto; mas el pueblo que conoce a su Dios se esforzará y actuará. Y los sabios del pueblo instruirán a muchos; y por algunos días caerán a espada y a fuego, en cautividad y despojo.
Daniel 11:32-33 – RVR1960 – (Cursivas agregadas)
Claro que sí. Lo que hay que hacer aparte de orar es esforzarse y actuar en la realidad desde donde uno se desempeña. Uno puede hacerlo desde el terreno profesional, técnico, estudiantil, laboral, artístico cultural. Se puede influir y afectar con buenas obras a grupos de personas en desmedro social.
La política, la organización vecinal o sindical, la participación en asociaciones civiles y organizaciones no gubernamentales, también son espacios propicios de acción. Otras opciones pueden ser educar, asesorar y organizar a las personas para defenderse de los arbitrios del poder político o económico.
Un trabajo notable sería crear espacios donde estudiar y entender la realidad de la vida social. Conocer la historia pasada y el pensamiento que ha dado forma a dicha realidad. Entonces, desde el ámbito de la mente cristiana, ofrecer una interpretación y posibles caminos que mejoren las cosas hasta donde sea posible.
Por cierto, esto último no ha sido muy explorado como posibilidad. Pero, sería oportuno empezar a hacerlo porque hay mucho que hacer aparte de orar.
El siguiente crédito, por obligación, se requiere para su uso por otras fuentes: Artículo producido para radio cristiana CVCLAVOZ.
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