Me ha parecido pertinente reflexionar brevemente aquí sobre fe, religión y secta. En tiempos de crisis naturalmente se profundizan las incertezas. Se agudiza la incertidumbre acerca de lo que va a pasar. El miedo empuja a la gente a pensar en lo que no suele pensar: lo que está más allá del mundo visible. Se piensa en la muerte y una posible vida post-vida.
Todas las creencias religiosas y filosofías de fe ganan adeptos en estos tiempos de cataclismo. Pocas cosas tienen este efecto en la vida de la gente. Hay un viejo aforismo que dice que cuando el río se revuelve, quienes ganan son los pescadores porque los peces se alborotan, actúan en forma errática y es más fácil pescarlos.
La fe es un hecho universal. A veces se suele decir que los cristianos son “gente de fe”. Pero en estricto rigor toda la gente tiene fe, sólo que no en las mismas cosas. El hecho que seamos seres finitos e incompletos limita nuestra comprensión de todos los hechos de la realidad. Por lo mismo, hay un gran espacio para lo desconocido.
Es en ese lugar desconocido donde entra en juego la fe. Se cree en un dios o en dioses, en la filosofía oriental, en el materialismo, en el hedonismo, en el poder del dinero y otras creencias, algunas de ellas bastante menos honorables. Pero no conocemos todo, de modo que sea lo que sea que creamos, hay un territorio ignoto donde sólo podemos apostar a la fe.
La palabra religión proviene de las voces latinas re y ligere. Sería algo como la acción y el efecto de unir a personas con una divinidad, cualquiera sea ésta. Cada religión tiene un dios o dioses en los cuales fundamentar su fe. Algunos autores cristianos han sugerido que la religión es el infructuoso intento humano de alcanzar a Dios desde abajo. Así, dicen ellos, el verdadero cristianismo sería Dios alcanzando a las personas desde arriba.
La gente cristiana se tiende a molestar cuando se les dice que el cristianismo en una religión. “No es así”, argumentan, “Cristo no es una religión, sino un estilo de vida”. Se oyó por mucho tiempo esta respuesta, hasta que alguien sugirió que esta era muy ambigua: muchas cosas son “estilos de vida”, incluso ciertas actividades delictivas. De modo que hay que obligarse a superar esta definición.
Secta proviene de una voz que sugiere un corte, una separación con el entorno. Las sectas se reconocen porque llevan los aspectos de la fe y la religión a un extremo insano. Siempre comienza con un líder carismático que parece tener todas las respuestas. Es como si estuviera dotado de una capacidad espiritual poco común y su palabra es pronunciada como dicha directamente por la divinidad. También pretende que posee un mensaje secreto y definitivo sobre el final de los tiempos.
La secta ejerce un control sistemático, sutil al principio, explícito después, sobre la vida de los fieles. Este control abarca la vida personal, familiar, financiera y laboral. En etapas finales instan a sus seguidores a alejarse de su entorno familiar y unirse a alguna comunidad más o menos apartada.
Es posible que alguien de la audiencia tenga o haya tenido experiencias que tengan cierta semejanza con las cosas aquí descritas. Afirmo enfática y responsablemente que el hecho es completamente casual y no forma parte de la intención de este autor.
El siguiente crédito, por obligación, se requiere para su uso por otras fuentes: Artículo producido para radio cristiana CVCLAVOZ.
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