La infidelidad es una de las experiencias más dolorosas que puede enfrentar una pareja. De ahí la pregunta de cuándo sí y cuándo no perdonar una infidelidad. Muchos se cuestionan si es posible o adecuado perdonar a quien ha traicionado la confianza. En este artículo exploraremos, basándonos en enseñanzas bíblicas y en las perspectivas de autores cristianos contemporáneos como Rey Matos, Lisa Bevere, John Bevere y Joyce Meyer, algunas referencias para saber cómo tratar esta situación que es individual y única en cada pareja.
La Biblia nos da varios pasajes sobre el perdón, aunque no se refiere explícitamente a la infidelidad. Sin embargo, el principio de perdonar a quienes nos ofenden es claro. Jesús, en el evangelio de Mateo 18:21-22, enseñó a Pedro que perdonara «setenta veces siete», es decir, sin límites. Entonces el perdón debe ser una actitud constante y generosa, independientemente de la ofensa.
Por otro lado, en el contexto del matrimonio, Jesús también abordó la cuestión de la infidelidad. En Mateo 19:9, Jesús dijo:
«Pero yo os digo que el que repudia a su mujer, excepto por causa de fornicación, y se casa con otra, comete adulterio.»
Aquí, la infidelidad se presenta como una razón legítima para la disolución del matrimonio. Pero a pesar de la posible disolución del matrimonio, el perdón es algo vital para la sanidad de ambos individuos.
Nadie puede indicarte cuándo perdonar una infidelidad. Con la ayuda del Espíritu Santo puedes lograrlo. El pastor Rey Matos, autor y conferencista cristiano, ha escrito extensamente sobre las relaciones y el perdón. Él enfatiza que el perdón no debe verse como un acto de debilidad, sino como una decisión de liberar el corazón del dolor y el resentimiento. Para el pastor Matos, perdonar es un proceso que debe basarse en la gracia de Dios. Sin embargo, también subraya que el perdón no significa ignorar el daño causado, sino reconocer el dolor y decidir no seguir aferrándose a él.
En cuanto a la infidelidad, Matos afirma que perdonar es posible, pero debe ir acompañado de un arrepentimiento genuino por parte de la persona infiel. Si el cónyuge que ha cometido el adulterio no muestra arrepentimiento ni se compromete a cambiar su comportamiento, el perdón puede no ser suficiente para restaurar la relación. En estos casos, el perdón no implica restaurar automáticamente la confianza, sino que se centra más en la sanidad interior del que ha sido traicionado.
Los pastores y esposos John y Lisa Bevere explican que no perdonar puede atraparnos en un ciclo de dolor y amargura, lo que impide nuestra propia sanidad emocional y espiritual.
En cuanto a la infidelidad, ellos enseñan que, aunque el perdón es esencial, la restauración de la relación no siempre es posible sin una verdadera transformación en la conducta del ofensor. La reconciliación requiere un cambio genuino en el corazón del infiel. Si el cónyuge infiel no está dispuesto a arrepentirse y trabajar en el matrimonio, el perdón puede ser una herramienta de sanidad personal más que un medio para restaurar la relación.
Joyce Meyer, una de las autoras y predicadoras más influyentes del mundo cristiano, ha hablado extensamente sobre el perdón. Ella explica que el perdón es un acto de obediencia a Dios. No se trata solo de una decisión emocional, sino de hacer lo correcto ante los ojos de Dios, quien nos ha perdonado a nosotros primero.
Perdonar no siempre significa continuar en una relación dañina, pero siempre implica liberar el corazón del odio y el rencor.
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