En el transcurso de los años he tenido la oportunidad de interactuar con un sinnúmero de personas en diferentes proyectos, y casi siempre estuve rodeada por un excelente grupo de competentes profesionales. Sin embargo, el hecho de que una persona sea competente, no siempre significa que sepa trabajar en equipo.
Hace un tiempo estuve a cargo de un importante proyecto para una organización internacional. Todos los miembros del equipo trabajaban con entusiasmo en las tareas asignadas. Todos, menos uno de ellos. Lo llamaremos “Miguel”.
Miguel era joven, talentoso y con un gran potencial, pero tenía una actitud que afectaba al resto del grupo y perjudicaba el desarrollo del proyecto. En un principio, trabajar con él fue un reto para todos, especialmente para mí, como líder. Lo sorprendente es que el éxito final del proyecto se debió en gran parte a su aporte y entusiasmo. ¿Cómo ocurrió eso? –te preguntarás.
Porque puse en práctica el principio de que un líder efectivo debe actuar sabiamente, adaptando su estilo de liderazgo según la madurez, habilidad y personalidad de los miembros de su equipo. Basándonos en lo que es conocido como «Liderazgo Situacional» de Ken Blanchard y Paul Hersey, expertos en liderazgo y manejo gerencial, podríamos separar a las personas en cuatro tipos básicos, según su nivel de competencia (habilidad) y compromiso (voluntad).
1. Baja voluntad y baja habilidad. No tiene experiencia ni entrenamiento previo y no muestra motivación o seguridad en si mismo.
2. Alta voluntad y baja habilidad. Tiene deseo y está motivado, pero no tiene la aptitud o entrenamiento necesarios.
3. Baja voluntad y alta habilidad. Tiene experiencia, talento y potencial, pero no confía en su propia capacidad, o no da muestras de motivación o interés.
4. Alta voluntad y alta habilidad. Tiene la motivación y la capacidad de entender, ejecutar y completar el proyecto delegado de manera independiente y creativa.
Déjame refrasear estas categorías de una manera más sencilla, y de la forma que generalmente las enseño. Einstein dijo alguna vez que «si no puedes explicarlo simplemente, no lo entendiste suficientemente bien».
1. Los que no quieren ni pueden
2. Los que quieren pero no pueden
3. Los que no quieren pero sí pueden
4. Los que sí quieren y sí pueden
Creo que esta segunda forma de mencionar las cuatro categorías es auto explicativa. Como te habrás dado cuenta, Miguel estaba en una de las más difíciles de manejar: alta habilidad pero baja motivación y voluntad.
En un próximo artículo te explicaré cómo actuar apropiadamente con cada una de estas categorías, y te hablaré del peor error que cometen los líderes cuando están a cargo de un equipo.
Piensa en las personas con quienes trabajas o interactúas. ¿Puedes clasificarlas en una de las cuatro categorías?
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