En el segmento Viernes de terapia en Uno nunca sabe junto a la licenciada Débora Pedace tratamos un tema que puede ser de mucha ayuda: Cómo resolver los conflictos.
Cuando hablamos de conflictos o de la manera de resolverlos suele manifestarse, en muchas personas, un tambaleo emocional por no saber cómo enfrentarlos o cómo resolverlos. En nuestros Viernes de terapia, conversamos acerca de cómo ser personas hábiles en la resolución de conflictos y ser entusiastas a la hora de afrontarlos.
Los conflictos siempre estarán, y si bien podemos evitarlos o atenuarlos, las crisis o situaciones conflictivas muchas veces son inevitables. Lo que si podemos evaluar, repensar o cambiar es la manera en cómo los enfrentamos. Hay una frase que decía: “El conflicto es inevitable, pero el combate es opcional”, eso quiere decir que lo que podemos modificar es el modo de resolver o enfrentar los conflictos.
Se suele definir el conflicto como la oposición o desacuerdo entre dos personas o cosas. Por lo general, uno tiende a mirar el conflicto desde lo negativo porque nos han enseñado a alejarnos del conflicto: «No seas conflictivo», «No te juntes con gente conflictiva».
Sin embargo, cuando hay diversidad de pensamientos o desacuerdos en el modo de llegar a un objetivo, se enriquece el vínculo y se adquieren nuevas formas de ver lo que creíamos era diferente. Por eso, lejos de alejarnos o tratar de evitar el conflicto, te invitamos a repensarlo desde lo positivo, encontrando nuevas perspectivas y aprendiendo a enfrentar las diferentes situaciones (o personas) conflictivas con asertividad y competencia.
Por un lado, están los conflictos latentes o explícitos en cuanto si las personas saben o no que existe un conflicto.
En segundo lugar, tenemos los conflictos intrapersonales o interpersonales, que tienen que ver con el foco del conflicto, si se desencadena a causa de dos o más personas o si nace en nuestro interior, por una situación que tiene que ver nosotros y nuestra forma de abordarla. Dependiendo de esto, se trabajará acorde a cada situación planteada.
En primer lugar, es necesario mantener la calma, inclusive en el peor momento, eso te diferenciara del resto.
Es fundamental, en segundo lugar, aprender a escuchar con atención cuando el otro se expresa. No dar por sentado lo que el otro piensa, sino preguntar qué quiso decir al decir o hacer eso.
En tercer lugar, ver al otro en su mejor versión y resaltar los aspectos positivos tanto de esa persona, grupo o situación como del conflicto en sí.
Por último, céntrate en el futuro. Traer cosas del pasado, muchas veces, lo único que logra es más enfado y preocupación, mientras que cuando uno pone la mirada en el futuro aparece la solución.
El siguiente crédito, por obligación, se requiere para su uso por otras fuentes: Artículo producido para radio cristiana CVCLAVOZ.
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