Debido a las experiencias pasadas que tenemos, todos los seres humanos desarrollamos la capacidad de intuir. Esta nos permite tener cautela antes de tomar una decisión. No obstante, no somos infalibles. Por hacer caso a nuestra intuición podemos cometer muchos errores. Entonces ¿cuándo debemos confiar en nuestros presentimientos?
La peor equivocación que cometemos es confiar únicamente en nuestra intuición. Esta es buena, hasta cierto límite. Pero si ignoramos por completo el pensamiento crítico, entonces el presentimiento no vale de nada.
Antes de precipitarnos y hacer algo porque sentimos que es lo correcto, debemos hacer preguntas racionales y buscar datos sólidos que apoyen nuestra corazonada. Si no los tenemos, lo mejor es no seguir adelante con la idea.
Las mejores decisiones se toman mediante una combinación de procesos conscientes e inconscientes, y en este orden: primero consciente, luego inconsciente.
John Bargh, PhD
Es importante que presentemos atención en este punto porque nuestros objetivos pueden modificar nuestra corazonada.
Podemos tener un buen presentimiento sobre algo, pero si el riesgo es mayor a la ganancia, entonces es una mala decisión. No podemos hacer algo solo porque nuestra intuición dice que está bien. Debemos evaluar cuáles son los resultados que obtendremos al final.
Está comprobado que tener muchas opciones no ayuda en la toma de decisiones. Por esa razón, los estudiosos están de acuerdo en que el presentimiento es de utilidad en esos casos.
Cuando no podemos medir objetivamente las opciones, entonces debemos escuchar a nuestra intuición. Esta es la mejor elección porque nuestro subconsciente tomará toda la información acumulada en base a nuestras experiencias pasadas.
Cuando se trata del presentimiento con respecto a las personas, hay una regla vital que no debemos romper: jamás juzgar a alguien basados en la primera impresión.
Es fácil dejarnos llevar por la primera impresión y permitir que nuestra intuición se base en ella. Sin embargo, los especialistas recomiendan no dejarnos guiar por la imagen, sino por los hechos. Y para ver sus acciones debemos pasar tiempo con ellos y no tener prejuicios.
Solo porque alguien nos parece malo, quiere decir que realmente lo sea. Y si presentimos que una persona es sincera, tampoco es una garantía de que lo sea. Por lo tanto, lo mejor es conocer a una persona en un ambiente saludable y no dejar que nuestras corazonadas tomen el control.
No debemos confiar en nuestras evaluaciones de los demás basadas solo en sus rostros o en fotografías, antes de haber tenido alguna interacción con ellos.
John Bargh, PhD
El siguiente crédito, por obligación, se requiere para su uso por otras fuentes: Artículo producido para radio cristiana CVCLAVOZ.
Bargh, J. (2017). Before you know it (1era ed.). New York: Simon & Schuster.
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