Son muchos los años que ha vivido mi mamá. No todo el mundo llega a la edad que ella ha llegado. Y si bien su cuerpo no está respondiendo en absoluto, sólo cosas básicas y necesarias para vivir, su mente también está clara. En la foto de este post ella tenía noventa años. De ahí en adelante todo ha cambiado vertiginosamente.
Toda la vida he dicho que de mi mamá he aprendido a ser fuerte. Ella siempre me animaba a hacer las cosas aún y cuando yo no supiera bien cómo hacerlas. He aprendido a ser fuerte también con los sucesos inevitables de la vida, como cuando alguien se nos va. Lloramos, pero luego nos hacemos a la idea de que están de viaje y más adelante los volveremos a ver. Cosa que creemos de corazón por la promesa que tenemos en Jesús de vida eterna a Su lado. Me enseñó a tomar decisiones importantes en el momento preciso. Me enseñó a creer en Dios.
He aprendido a amarla más profundamente que antes. También he aprendido a ser paciente. Antes tenía paciencia, pero no tanta como ahora. La compasión también ha aumentado en mí, ya que verla tan desvalida despierta esa compasión a diario en mí. He tomado la buena costumbre de orar más. A toda hora, en todo momento. Sentir la presencia de Dios siempre con nosotros aún en los momentos más engorrosos que pueden llegar cuando estás cuidando una ancianita que no puede valerse para nada por si misma.
Es un aprendizaje diario y cansa por momentos, pero deja muchas satisfacciones. La satisfacción de seguir los mandatos de nuestro Dios de honrar a nuestros padres, la satisfacción de saber que hice todo lo que he podido por y para ella. Las conversaciones a las que a veces me responde y otras no porque está como desconectada. Pero es agradable saber que estoy cumpliendo con esta tarea que Dios me ha asignado.
Hay muchas que ya no tienen a sus mamis aquí y sé cuánto las extrañan. Ellas están con Dios y bien. Ya no están sufriendo ninguna enfermedad y muy bien acompañadas.
Cuéntame qué has aprendido de tu mamá. Me encanta saber de ustedes quienes nos leen todas las semanas.
Dios te bendiga y les deseo un muy feliz día de las madres.
El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Este artículo fue producido para radio cristiana CVCLAVOZ.
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