Hay mamás en la Biblia que nos enseñan valiosas lecciones con respecto a nuestra relación con nuestra familia, con la sociedad y con Dios. A través de las vidas de estas mujeres entendemos qué debemos hacer en determinadas circunstancias.
Es conocida la historia de cómo Eva desobedeció a Dios e instó a Adán a hacer lo mismo; y aunque su mal proceder es un ejemplo para no hacer lo mismo, hay otra lección que podemos aprender de ella.
Si bien la Biblia no lo detalla, se puede inferir que Eva estuvo sola cuando habló con la serpiente (Génesis 3:1-7). Su desocupación y soledad fueron propicias para que la serpiente se acercara a ella. Esta es una enseñanza que debe motivarnos a estar en constante meditación de la Palabra de Dios, a reunirnos con otras personas que comparten la misma fe, y a practicar alguna actividad que mantenga nuestra mente ocupada.
Hijo mío, sigue mi consejo, atesora siempre mis mandatos. ¡Obedece mis mandatos y vive! Guarda mis instrucciones tal como cuidas tus ojos. Átalas a tus dedos como un recordatorio; escríbelas en lo profundo de tu corazón.
Proverbios 7:1-3 (NVI)
Sara ya era anciana cuando Dios le prometió que tendría un hijo (Génesis 18); su reacción fue, tal vez, la que muchas habríamos tenido: dudar. De hecho, Sara no solo dudó de su capacidad de procrear, sino también la de su esposo. Ella pensó: «¿Acaso voy a tener este placer, ahora que ya estoy consumida y mi esposo es tan viejo?» Pero sin importar a la actitud de Sara, Dios cumplió su promesa en «el tiempo anunciado» (Genesis 21:1-7 NVI).
Sara nos enseñó a creer en las promesas de Dios, a no dejar que nuestra duda sea más grande que nuestra fe y, a ser pacientes en la espera.
En Génesis 24 encontramos la historia de la valentía y la fe de Rebeca. Ella se aventuró a ir a un lugar lejano a conocer a su futuro esposo al cual nunca había visto antes. Su ejemplo de confianza en Dios es digno de imitar; sin embargo, posteriormente ella cometió el error de dar preferencia a uno de sus hijos y tomar el asunto en sus manos, en lugar de poner su fe en que Dios obraría (Génesis 27).
Rebeca nos dejó la valiosa enseñanza de poner nuestra fe en Dios y no dejar que las circunstancias nos hagan cambiar actuar precipitadamente.
Jocabed fue la madre de uno de los personajes bíblicos más conocidos: Moisés. Su amor maternal y creatividad no solo salvaron la vida de su hijo (Éxodo 2), sino que también ayudaron a la liberación de Israel de la esclavitud que sufrían en Egipto. Dios usó a Moisés para que su pueblo fuera liberado, y por ello permitió que Jocabed salvara a su hijo y tuviera la oportunidad de criarlo.
Ella es un ejemplo de cómo la instrucción de una madre tiene un gran impacto en la vida de su hijo.
Una de las mamás en la Biblia que nos dejó una gran lección es Ana. Ella fue el tipo de madre que entiende que los hijos no son suyos, sino de Dios. Él le concedió el regalo de ser madre incluso cuando ella era estéril. Una vez que tuvo a su primer hijo, ella no dudó en entregárselo a Dios y cumplir con la promesa que le había hecho.
La oración y la fe de Ana son un ejemplo que todos debemos imitar (1 Samuel 1).
El siguiente crédito, por obligación, se requiere para su uso por otras fuentes: Artículo producido para radio cristiana CVCLAVOZ.
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