El evangelismo es una parte clave de la vida cristiana; pero a menudo se malinterpreta, tanto por quienes lo practican como por quienes lo observan desde afuera. Estas confusiones pueden llevar a ideas equivocadas sobre lo que realmente significa compartir el mensaje de Jesús. Acá te voy a dejar 5 cosas que entendiste mal sobre el evangelismo.
Hay quienes piensan que evangelizar significa imponer creencias o ganar discusiones religiosas, pero no es así. El evangelismo verdadero es invitar a las personas, con respeto y amor, a conocer a Dios. No necesariamente que crean igual que nosotros sino que crean. En 1 Pedro 3:15 se nos anima a hablar de nuestra fe con humildad y consideración, buscando siempre entender a los demás:
«En cambio, adoren a Cristo como el Señor de su vida. Si alguien les pregunta acerca de la esperanza que tienen como creyentes, estén siempre preparados para dar una explicación»
(NTV)
Muchas personas se sienten inseguras al evangelizar porque creen que necesitan ser expertos en la Biblia o tener todas las respuestas. Pero lo más importante no es saberlo todo, sino compartir cómo Dios ha cambiado tu vida. Como dijo el hombre sanado por Jesús en Juan 9:25: «Yo no sé mucho, pero sé que antes era ciego y ahora veo». Tu experiencia personal puede inspirar más que cualquier argumento.
Otro error común es pensar que evangelizar solo vale la pena si alguien decide seguir a Cristo de inmediato. Esto puede frustrar a muchos. Sin embargo, nuestro papel es sembrar la semilla; el crecimiento lo da Dios (1 Corintios 3:6-7). Aunque no siempre veamos resultados rápidos, nuestras acciones pueden tener un impacto más adelante.
A veces pensamos que evangelizar solo sucede en campañas de la iglesia o en misiones especiales. Aunque esas actividades son importantes, el evangelismo también está en lo cotidiano. Cada conversación amable, acto de bondad o decisión que refleje el amor de Dios puede ser una forma de evangelizar. Tu vida puede ser un testimonio incluso sin palabras.
Mucha gente cree que evangelizar es algo que solo pueden hacer los pastores o los líderes de la iglesia. Pero la verdad es que este llamado es para todos los cristianos. Jesús, en Mateo 28:19-20, nos pidió a todos que compartiéramos su mensaje. No necesitas estar en un púlpito para hacerlo; simplemente puedes hablar de tu fe, mostrar el amor de Dios en tu día a día o ser un buen ejemplo. No es tanto lo que digas sino lo que hagas. Acción mata palabrerío.
En resumen, evangelizar no se trata de ser un experto ni de presionar a otros. Es un llamado para todos los creyentes; nos invita a compartir nuestra fe con sinceridad, amor y respeto en todo momento cotidiano. Al entenderlo mejor, podemos cumplir esta tarea con más confianza y alegría.
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