“Me acosté y dormí, pero me desperté a salvo, porque el Señor me cuidaba.” Salmos 3:5 (NTV).

Qué sensación más maravillosa es saberse protegido, cuidado, y mucho más cuando es nuestro Padre Celestial quien nos guarda, tanto de día como de noche. Descansa con la seguridad de que Dios cuida de ti y seguirá haciéndolo cuando despiertes por la mañana.

Por Cesia Serna.

 

El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.

Deja un comentario