“Por tanto, amados míos, huid de la idolatría.” 1 Corintios 10:14 (RVR 1960)
Cuando amamos o admiramos en exceso a una persona, podemos caer en idolatría. Nadie más que Dios puede ocupar el centro de nuestro corazón. Si bien es cierto que debemos amar a nuestros familiares y amigos, debemos tener mucho cuidado que ninguno de ellos esté en el lugar que sólo le pertenece a Jesús.
Por Neyda Cruz
El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Artículo producido para Radio Cristiana CVCLAVOZ.