“Pero un hombre de Samaria que viajaba por el mismo camino, al verlo, sintió compasión. Se acercó a él, le curó las heridas con aceite y vino, y le puso vendas. Luego lo subió en su propia cabalgadura, lo llevó a un alojamiento y lo cuidó.” Lucas 10: 33-34 (DHH). 

Los versículos bíblicos nos relatan una porción de la parábola del buen samaritano, en la cual, un hombre fue asaltado y herido, nadie se compadeció de él y lo dejaron tirado, pero después pasó un samaritano quien se apiado y lo ayudó.

Al igual que en la historia, hay personas indiferentes a las necesidades o al dolor de los demás, quizás porque no es asunto suyo y entonces temen involucrarse. Sin embargo, el nuevo mandamiento que Jesús nos dio es el amor, a Dios en primer lugar y luego a nuestro prójimo. Por lo tanto, se trata de que vivamos nuestra fe siendo capaces de ofrecer un amor práctico que ayude a levantar al caído, al igual que lo hizo el buen samaritano.

Si Jesús realmente vive en nuestros corazones, estaremos muy dispuestos a ayudar al que lo necesite. Entonces, si Jesús vive dentro de ti, ayuda al que necesita un abrazo, compañía o una simple palabra de aliento, bríndale tu apoyo y no dudes que Dios recompensará tu bondad.

Por Giovana Aleman

 

El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Artículo producido para Radio Cristiana CVCLAVOZ.

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