Dejar que Dios, sea Dios

Dejar que Dios, sea Dios

No me explico por qué todavía, pero por alguna razón el libre albedrío siempre nos juega esta mala pasada, tratar de ayudar a Dios de alguna manera.

Descubrir para qué nacimos es una de las experiencias más grandiosas de nuestra vida, pero cómo vamos a llegar a ello se vuelve la pregunta del millón y es ahí donde queremos tomar el control de la situación para que todo salga de la mejor forma.
Hay momentos en la vida, dónde tenemos que movernos e ir en busca de aquello que deseamos, pero hay otros, cómo en este caso, dónde tenemos que dejar que Dios, sea Dios.

“Estad quietos, y conoced que yo soy Dios” Salmos 46.10a
Imagina que estamos en un taller de artes visuales frente al gran pintor, el que cada día nos regala un amanecer y atardecer irrepetibles, y en la primera clase se nos da un lienzo en blanco donde se nos invita a pintar nuestra historia de vida, pero se nos dan dos opciones: pintarla a nuestra manera, o dejar que el artista por excelencia dibuje las líneas de nuestra historia. Qué harías tú? Seguramente me dirías que dejarías a Dios hacer su gran obra de arte contigo, pero cuando El usa un color o una textura que no nos agrada queremos darle indicaciones de cómo hacerlo, olvidando que antes de que siquiera existiéramos, ya conocía nuestro final. Como es un caballero, Él nunca va a hacer algo que no permitamos, pero mientras más queramos “meter las manos en el plato”, entendiendo aún que todo obra para nuestro bien, más se tardará en enmendar los errores.

Si ya sabemos que es lo que el Creador tenía pensado cuando nos creó, dejemos que su diseño se lleve a cabo a la perfección, sin intervención humana.

Dejar que Dios, sea Dios implica
► Soltar, dejar que El haga lo que tenga que hacer. Por inentendible que parezca ahora, siempre será para nuestro bien
► Aprender a vivir en completa dependencia de Él, y no tratar de buscar la manera de ayudarlo. Es D I O S no necesita de nuestra ayuda
► Entender que todos estamos en diferentes procesos, las comparaciones no nos llevan a ningún lado
► Esperar con la certeza de que El nunca faltará a su palabra, lo que prometió… va a cumplir.

Permanecer quietos, con esa paz que da el saber que aún lo injusto utilizará para nuestro bien, forja el carácter y nos invita a ver como en el momento menos pensado, la pincelada maestra hace que la vida se vea más hermosa de lo que ya es, porque Él nos hizo a su imagen.

El siguiente crédito, por obligación, se requiere para su uso por otras fuentes: Artículo producido para radio cristiana

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. El presente se escribió en su totalidad por un ser humano, sin uso de ChatGPT o alguna otra herramienta de inteligencia artificial.

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