Si creo en Dios, es mi decisión creer. Si mi ser interior me dice que crea en Dios, entonces creo. Creo porque siento la presencia de Dios y mi corazón me dice que El esta ahí. Pero si ya no siento más la presencia de Dios y de pronto mi corazón me dice que no existe Dios, pararé de creer. En ambas situaciones la fuente de autoridad son mis propios sentimientos. Así que aunque diga que creo en Dios, la verdad es que tengo una fe mucho más fuerte en mi propia voz interior.”
(Yuval Noah Harari, “La Revolución Humanista” en Homo Deus)

¿Palabras de un atildado conferencista evangélico? ¿Denuncia de un profeta enojado con la tibieza de los cristianos? No, mi estimada audiencia. Es la descripción de cómo funciona la fe hoy hecha por un señor que no se dirige a la audiencia evangélica. Es del libro Homo Deus, encomiado por el Financial Times y The Guardian, Bill Gates, un ex-presidente de los Estados Unidos y críticos renombrados de todo el mundo.
Uno subraya aquello que ya cree, me dijo alguien una vez. Esta vez no puedo negar la veracidad de este aserto. El autor me interpreta mucho y eso me alegra a la vez que me entristece. Me alegra porque al leerlo, me doy cuenta que mi crítica al contenido cristiano ha resultado ser bastante acertada; me entristece que provenga de alguien que no está en el circuito de las grandes convocaciones donde hablan nuestros notables.
Entendámonos. No me molesta que Harari no sea evangélico. Me entristece que entre nuestras grandes figuras no haya nadie que como él – y para el caso, como Isaías, Jeremías o Ezequiel – entienda e interprete tan cabalmente la evolución, el clima y el futuro de nuestro mundo.
El libro es una descripción de cómo ha evolucionado el pensamiento y la cultura en los últimos cuatro o cinco siglos y hasta dónde pueden llegar las cosas si la élite científica lleva a sus consecuencias lógicas su visión del mundo y la vida. En el capítulo “La Revolución Humanista” el autor caracteriza a la cosmovisión que ha transformado el clima del mundo. En uno de sus apartados demuestra cómo incluso la fe ya no está más basada en el hecho objetivo de Dios y de Su palabra sino en los sentimientos internos de la gente.
Es decir, humanismo puro en las bancas de la iglesia…

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