(Una vez me preguntaron si podía escribir algunas ideas para un proyecto de discipulado. Mala idea. Siempre derrapo. Ofrecí lo siguiente para los nuevos creyentes como materias complementarias. Nunca me respondieron. Vean aquí por qué).

“Como comentario inicial diría que discipulado no es una palabra que sale en la Biblia. Es un constructo medio griego para darle estructura al ministerio de Jesús.

La propuesta:

Animarlos a comprender el mundo en que viven. Tener otros tiempos o bien dentro de la misma reunión para hablar acerca de temas actuales que están ocurriendo en la ciudad (sugiero que no hablen de temas de otros continentes al principio): política, justicia social, educación, salud, temas urbanos, arte, etc. Tomar un tema que esté en el tapete de las noticias y reflexionar juntos sobre que entienden y qué ven. No dejarles arribar a conclusiones simplistas como “Así es la voluntad de Dios”, “Son los últimos tiempos” o “No son temas espirituales”. Animarlos no sólo a intentar comprender lo que pasa (leyendo, escuchando noticias, hablando con personas que conocen más del tema), sino preguntarles qué harían ellos si tuvieran la facultad democrática de hacer algo.

Invitarlos a participar como espectadores si es posible de una reunión del consejo municipal, de una reunión sindical, de un encuentro de estudiantes en protesta, etc.

Invitarlos a ver una obra de teatro, una exposición de pintura, fotografía, escultura, arte digital, etc. y charlar con los artistas.

Elegir ciertas películas de contenido, no comerciales, y después de verlas plantear una conversación sobre la cuestión tratada. Por ejemplo, pueden ver “The million dollar baby” con Clint Estwood, “Buenas Noches y Buena Suerte” o “The Matrix” y discutir sobre la temática.

Analizar artículos editoriales sobre temas de interés de la ciudad, crónicas actuales como los juicios a los violadores de los derechos humanos o la política educacional de la ciudad.

Conocer en directo la parte oscura de la ciudad: pobreza, prostitución, violencia en la familia, abuso infantil, aborto, tráfico y consumo de drogas, delincuencia, orientaciones sexuales alternativas, corrupción, tráfico de personas, explotación laboral, desempleo, mendicidad, abandono de los ancianos, la gente que vive en la calle. Desarrollar una manera de conocer las raíces de esos problemas, no sólo dar cafecitos y sándwiches a medianoche o hacer una visita de cortesía, sino comprender las raíces del problema y ver qué se puede hacer.

A ver qué pasa con estas ideas…”

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