Hay días imposibles. Conjunción de ruidos de ciudad, dolores, viento caliente huracanado en un otoño ridículo, espasmos de dolor en la cintura, tareas sin terminar, alguien que se fracturó el hombro, ganas de no tener más ganas, lo otro que siempre gana la partida, luces que se apagan y sombras que se prenden. Entonces no queda más que contar. Improvisar números, incertidumbres y fantasías de cuarta categoría.

Perdón por la impertinencia.

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Una esperanza desesperada. Dos oportunidades desaprovechadas. Tres fracasos. Cuatro esquinas donde esperar mi turno. Cinco pepitas de naranja. Seis personajes en busca de autor. Siete pilares de la sabiduría. Ocho tentáculos sofocantes. Nueve de la noche en Corrientes y Buenos Aires. Diez vuelos en un solo viaje.

Once jugadores que perdieron el Mundial. Doce del patíbulo. Trece maneras de confrontar al enemigo. Catorce y media puñaladas. Quince años inolvidables. Dieciséis años para encontrarme con el Señor. Diecisiete callejones oscuros. Dieciocho para celebrar las Fiestas Patrias. Diecinueve años – ¡también! – inolvidables. Veinte canciones desesperadas y ningún poema de amor.

Veintiuna cartas de renuncia. Veintidós jugadores la mitad de los cuales, ya lo dije, perdieron el Mundial. Veintitrés números mágicos. Veinticuatro ancianos que no hacen otra cosas que adorar. Veinticinco de enero. Veintiséis encuentros fallidos. Veintisiete meses perdidos en el desierto. Veintiocho exorcismos para perder la inocencia. Veintinueve gemidos indecibles. Treinta ilusiones perdidas.

Treinta y uno son los dolores. Treinta y dos deseos nunca realizados. Treinta y tres años del Señor. Treinta y cuatro botellas de vino. Treinta y cinco primaveras – todavía primaveras. Treinta y seis años tuvo la Cristina. Treinta y siete “monitos cabezones” del Mundial del ’62. Treinta y ocho pasiones desordenadas. Treinta y nueve libros del Antiguo Testamento. Cuarenta años de penitencia por porfiado.

Cuarenta y una oficinas en las que hay que hacer cola. Cuarenta y dos historias de amor. Cuarenta y tres historias de desamor. Cuarenta y cuatro noches en vela. Cuarenta y cinco noches sin dormir. Cuarenta y seis visitas al doctor. Cuarenta y siete globos negros. Cuarenta y ocho horas para que venza el plazo. Cuarenta y nueve libros de Francis Schaeffer. Cincuenta sombras de Benjamín.

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