El noventa por ciento de la gente que circula por las redes sociales son “merodeadores”, es decir están al acecho a ver qué sale en la red y dónde pueden meter su opinión.

El nueve por ciento del contingente son contribuyentes esporádicos; a veces escriben o publican alguna imagen o video.

El uno por ciento es el que establece la agenda, es decir, los que determinan qué se discute.

(Les recomiendo investigar “Desigualdad Participativa”, una teoría desarrollada por Jakob Nielsen, quien observó esta enorme desproporción en la forma en que la gente participa en las redes).

Tal vez haya que reiterar esto: más del noventa por ciento opina y discute. El uno por cierto determina sobre qué temas se opina y se discute: ellos son los generadores de contenido.

El que algo sea tendencia no es lo fundamental. Lo más importante es que hay un grupo de gente que crea y fomenta esa tendencia. En inglés se llama trendsetters (algo así como instaladores de tendencias).

Las estadísticas más actualizadas nos informan que hay un poco más de tres mil millones de usuarios de redes sociales.

Imaginen esto: apenas treinta millones de personas son las que determinan los temas sobre los que la mitad del mundo va a hablar y opinar.

Una buena cosa para reflexionar sería: ¿Quiénes manejan este poder invisible que determina los contenidos? ¿De dónde son y desde dónde hacen su trabajo? ¿Para quién o quiénes trabajan: gobiernos, partidos políticos, empresas, grupos de presión social, minorías? ¿Qué propósito las guían? ¿Lo hacen gratuitamente o les pagan – y cuánto? ¿Qué grado de acceso tienen a la información privada de los usuarios?

Innumerables veces he expresado aquí que – por lo general – sólo hay dos posibilidades: dirigir uno su propia vida o vivir siendo dirigido por otros. Pensando en forma independiente y documentada o seguir la corriente de la cultura predominante, respondiendo a sus exigencias y propuestas consciente o inconscientemente.

No hay nada más engañoso en la era presente que la idea de la libertad. La idea de que la gente decide es en la mayoría de los casos una ilusión.

Las redes sociales, los medios de comunicación, la publicidad, la propaganda, el discurso político y religioso y otros dispositivos de persuasión determinan en gran medida lo que la gente decide hacer.

Pensemos en cómo escapar al influjo arrollador de redes y los medios y ejercitarse en el rigor del pensamiento crítico.

Deja un comentario