No estoy de acuerdo con los viejos sobre lo que está bien y lo que está mal, loco… porque a mí me gusta hacer lo que está mal, pero estoy obligado a hacer lo que para ellos está bien… ¡y eso es una porquería, chabón! ¡No entienden que ellos vivieron equivocados y se perdieron vivir de parranda! ¿Entendés?” (Porquería y parranda se han colocado en reemplazo de palabras inadecuadas para este sitio).
La cita precedente es de una tira cómica que aparece en un matutino de circulación nacional y es el monólogo irritado del hijo ya no tan adolescente de una familia promedio. Es ese tipo de humor que ya no es humor sino ironía, sátira, crítica o mofa y que en realidad está dirigido a adultos. El mismo subtítulo de la tira lo deja claro: Reality. La vida tal cual, sin florituras ni maquillaje superfluo, en cuatro cuadros, en la contratapa de un importante periódico. El discurso acerca del deber ser reemplazado por lo que es, sin ambages ni excusas. El fin de la cátedra del valor, vocablo que se incorporó al lenguaje en reemplazo de la cruda verdad porque ésta nos pesa demasiado a todos.
Sigo esa tira desde hace años y la persona que la dibuja es un señor ya mayor por lo que las frases puestas en boca del protagonista son – deben ser – una mirada crítica al modo en que una amplia mayoría de la gente joven entiende la vida: una fiesta continua, el laissez faire proclamado como derecho y ocupación. Una renuncia consciente al ejercicio de pensar, de darse el trabajo, de examinar posibilidades.
Hacerse cargo de su tiempo. Eso es lo que la generación joven tiene o va a tener obligadamente que pensar dentro de muy poco. La generación de los políticos, intelectuales y artistas que fueron los protagonistas de la segunda mitad del siglo XX ya están próximos a desaparecer (es decir, morirán o ya no estarán en condiciones de protagonizar nada). La posta está cambiando y tenemos que preguntarnos sobre estos chicos que sólo quieren estar de parranda. ¿Se van a poder hacer cargo?
La historia me hace inclinarme a pensar que sí: antes de 1950 los muchachos que comandaron nuestro mundo eran idénticos; cambiaban solamente los entornos y las posibilidades.
Esperemos que se hagan cargo y podamos todavía pensar en un mundo mejor.

(Este artículo ha sido especialmente escrito para la radio cristiana CVCLAVOZ)

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