Saber tiene que ver con datos, definiciones, descripciones, información. De eso la internet está llena (internet significa literalmente entre redes y red es una voz femenina. Así que es “la” internet).

El conocimiento, en cambio, es la habilidad de preguntar, relacionar, situar, discriminar, criticar lo que se sabe. Es el ejercicio de reflexionar sobre los datos y ofrecer conclusiones, líneas de acción, posibilidades, peligros y problemas, oportunidades y ventajas.

Don Ariel Torres escribió en el diario La Nación un artículo titulado “En la era del conocimiento, cerraron el cofre y se dejaron la llave adentro”. Cito unas palabras relevantes para esta nota:

De modo que sí, el conocimiento (incluso el saber) está online. En ese sentido, es la era del conocimiento. Pero aquí nos damos un porrazo contra una paradoja vigorosa. El cofre repleto de tesoros está cerrado. La llave, a su vez, se encuentra dentro del cofre. Hay, no obstante, una técnica para hacer un duplicado de esa llave: inspirar la curiosidad… Inspirar, encender, despertar la más portentosa (y la más temida) de las capacidades del intelecto: hacerse preguntas.

Casi sin comentarios. Excepto uno o dos.

Recomiendo siempre a mis alumnos que cuando busquen un dato, no sólo se queden con Wikipedia. Si el tema a conocer es, por ejemplo, cuán desiguales económicamente son las naciones americanas, Wikipedia tiene respuestas.

Pero desde ahí se puede navegar hacia estudios, ensayos, entrevistas, publicaciones de prensa, tesis de grado. Dialogar con esos contenidos. Hacerse preguntas. Transformar toda esa información en iluminación, criterio propio, posición.

También llevar el tema a la conversación con otras personas interesadas. Confrontar a las personas que usan consignas y frases demagógicas sobre el tema. Superar las posturas de derecha o izquierda y ser capaces de describir el asunto, ofrecer ideas, no admitir que nadie sea irresponsable en sus juicios, especialmente si son públicos.

Estoy haciendo este trabajo en estos días con las desigualdades de los ingresos de los chilenos. Estoy leyendo artículos de diversas fuentes y confrontando posturas diferentes para presentar cuando y donde corresponda algunas ideas a gente que ni siquiera se ha hecho esas preguntas.

Me refiero a la mayoría de los evangélicos que viven en otro mundo como si ya hubiera llegado a él y que se pierden éste, donde han sido llamados a ser testigos y sal.

Pero de eso ya hemos hablado tantas veces aquí. Aunque sigan siendo palabras en el desierto…

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