Según la Organización Mundial de la Salud en un año mueren algo más de 57 millones de personas. Pongamos la cifra de otro modo: más de 57.000.000 de personas. Eso es mucha gente; todo un país, si se quiere.

La cosa irónica es que cada año, por guerras, homicidios, drogas o accidentes de tránsito mueren no más que unos 5 millones y medio de personas. El resto – 52 millones – muere por enfermedades transmisibles o no transmisibles; es decir la mayor parte de la muerte viene de adentro de nosotros.

Hs estado en países donde la gente dice que cuando sale al trabajo o a estudiar en la mañana no está segura de que podrá regresar en la noche. Vivo en un país donde matan a una mujer cada 30 horas. Entre enero y abril de este año en México han sido asesinadas 10.395 personas.

Cuando leía estas cosas mi finada madre solía decirme: “Hijito, es que estamos en los últimos tiempos”. Quisiera decir que no la hago responsable de esa reflexión porque nada más estaba repitiendo lo que había aprendido en su iglesia por no menos de setenta años. Pero me parece que la conclusión es ingenua e incompleta. Ingenua porque arroja una mirada muy simple – y cómoda – sobre un problema bastante complejo. E incompleta porque no se hace cargo de las innumerables cosas que los cristianos podrían hacer para reducir tal cantidad de sufrimiento en el mundo. Aparte de evangelizar y mandar misioneros me refiero.

Esta mañana comentaba con mi hermano el grafitti aquel que motivó el artículo anterior: Morir es fácil. Es bastante posible que quien lo escribió sea parte de alguna tribu urbana, de una barra brava o de una pandilla que considera a la muerte un asunto contingente, inmediato. Le decía a Carlos que hoy, si uno le preguntara a un chico algo como Si murieras esta noche, ¿estás seguro de que te vas a ir al cielo? la respuesta sería una mirada en blanco o una sonrisa socarrona (en el mejor de los casos). Es una pregunta sin sentido para quien ve a la muerte como una probabilidad constante. Para mucha gente hoy, especialmente jóvenes, la muerte puede estar a la vuelta de la esquina.

Me pregunto si nosotros podríamos hacer algo al respecto…

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