Qué doloroso es que alguien te dé la espalda en un momento de necesidad y peor cuando se trata de personas que amas; es un sentimiento de frustración tan grande que podría llevarte a tomar decisiones equivocadas, como sucedió en el caso de los discípulos de Jesús:

“Cuando ya se acercaba el tiempo en que Jesús había de subir al cielo, emprendió con valor su viaje a Jerusalén. Envió por delante mensajeros, que fueron a una aldea de Samaria para conseguirle alojamiento; pero los samaritanos no quisieron recibirlo, porque se daban cuenta de que se dirigía a Jerusalén. Cuando sus discípulos Santiago y Juan vieron esto, le dijeron:

—Señor, ¿quieres que ordenemos que baje fuego del cielo, y que acabe con ellos?

Pero Jesús se volvió y los reprendió. Luego se fueron a otra aldea.” Lucas 9:51-56 (DHH)

Se acercaba el momento en que Jesús tendría que enfrentar el doloroso camino hacia la Cruz por amor a la humanidad. En el camino hacia Jerusalén trató de hospedarse en Samaria pero fue rechazado, esto porque los samaritanos no tenían una buena relación con los judíos de Jerusalén, por lo que al darse cuenta el trayecto de su viaje prefirieron no recibirlo.

Los discípulos estaban indignados por tal rechazo, por lo que quisieron vengarse inmediatamente, pidiendo al Señor que estos fueran destruidos cayendo fuego sobre sus vidas, pero Jesús los reprendió, porque el propósito que Él tenía era salvar vidas y no perderlas.

¿Cuántas veces queremos reaccionar como los discípulos de Jesús? Nos podemos enfurecer cuando alguien no quiere apoyarnos, hasta podemos desear su muerte, pero debemos recordar siempre seguir los pasos de Cristo. Dar lugar a lo que sentimos puede empeorar las cosas y apartar a las personas del amor de Dios en lugar de acercalas.

Antes de actuar, recuerda que eres hijo de Dios y que tienes un propósito, que tu amor por el Señor sea más fuerte que tus sentimientos.

 

El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Artículo producido para Radio Cristiana CVCLAVOZ.

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