Una anciana que estaba a punto de perder la vista ofreció a un médico una jugosa recompensa a cambio de un tratamiento que le mejorara la vista.

El médico, quien además de galeno era un ladrón y mentiroso, solamente se limitaba a untar aceite en los ojos de la anciana y, mientras ésta tenía los ojos cerrados, aprovechaba para llevarse una a una las cosas de valor que la paciente tenía en su casa.

Cuando ya no quedaban más cosas que llevarse, el médico dijo a la anciana que el tratamiento había terminado y reclamó la recompensa acordada. Pero la mujer rehusó  a realizar el pago, por lo cual el profesional la llevó a los tribunales de justicia.

En su defensa, la anciana decía a los magistrados: En verdad prometí pagar esa recompensa, pero siempre y cuando me mejorara la vista. Pues sucede que antes del tratamiento, al menos veía borrosamente las cosas de mi casa, en cambio ahora, ¡no las veo en absoluto!

La mentira siempre trae consecuencias negativas a quienes la practican, lo que puede empezar con un juego termina siendo una bola de nieve que crece y crece hasta llegar a un gran tamaño que finalmente aplasta a quien lo ha creado.

¿Sacó provecho el médico de la anciana sin pagar las consecuencias? Probablemente según él sí, pero en realidad perdió credibilidad en su profesión y por consecuencia las consultas con sus pacientes disminuyeron.

Tristemente la mentira no sólo afecta a la persona que la práctica sino también a su entorno, además que es una de las cosas que Dios aborrece, Proverbios 6:16-19: “la lengua mentirosa y el testigo falso que habla mentiras.” Porque simplemente Él es verdad y la mentira es contraria a su personalidad; y Colosenses 3:9 NTV dice: “No se mientan unos a otros, porque ustedes ya se han quitado la vieja naturaleza pecaminosa y todos sus actos perversos.”

Si hemos recurrido a la mentira para salir de una situación lamentablemente tendremos que afrontar las consecuencias; sin embargo, Dios nos perdona si nos arrepentimos y su gracia nos puede ayudar: “pero si confesamos nuestros pecados a Dios, él es fiel y justo para perdonarnos nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad.”  1 Juan 1:9 (NTV)

Ten presente que la verdad es respaldada por Dios y que también nos hace libres.

 

El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.

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