Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones.”(Salmos 46.1 RV60)

En una noche de lluvia torrencial, cuando los relámpagos iluminaban los cielos, ocurrió un corte de energía en una ciudad. En una casa afectada, un niño comenzó a llorar; todo estaba oscuro y sin pensarlo dos veces él se levantó, se puso las sandalias y fue a buscar a su papá, ya que la mamá estaba de viaje por motivo de trabajo.

En la habitación Iluminada por una vela el padre escuchó las pisadas, dio media vuelta y al ver a su hijo se arrodilló, lo abrazó, calmó su llanto y le dijo: “No tengas miedo, aquí estoy”.

A veces las personas se alejan de Dios, ceden ante todo lo que el mundo ofrece dejándose guiar por sus pensamientos , emociones y cuando las cosas comienzan a salir mal buscan al Señor quien es fiel aunque se aparten de Él.

Y levantándose, vino a su padre. Y cuando aún estaba lejos, lo vio su padre, y fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó.”(Lucas 15.20 RV60)

Dios te espera con los brazos abiertos, Él quiere sanar el dolor de tu corazón, restaurar tu vida, brindarte esperanza y paz. El sentido de seguridad lo encontramos en Dios quien es nuestro refugio, nos amó primero y entregó a su Hijo para rescatarnos de la muerte.

No esperes más para buscar a Dios, esta decisión puede marcar tu vida para siempre.

Por Carlos E. Encinas.

 

 

El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Artículo producido para Radio Cristiana CVCLAVOZ.

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