En una hacienda viven dos caballos, aparentemente iguales a los demás, pero al observarlos con detenimiento, podemos percibir que uno de ellos no ve. El dueño no se deshizo de él por esa discapacidad, sino que le consiguió un amigo, un caballo más joven, el cual tiene una campana colgada en su cuello; de modo que al escuchar el sonido, el caballo cieguito sabe dónde está su compañero y va hasta él.

Ambos pasan los días corriendo y al final de la jornada entran juntos al establo. El caballo con la campana está siempre pendiente de su compañero y algunas veces se detiene, para que lo pueda alcanzar. El caballo que no ve se guía por el sonido de la campana, confiando que su amigo lo está llevando por el camino correcto.

Al igual que el dueño de estos dos caballos, Dios no nos rechaza por nuestro estado, más bien cuida de nosotros y pone a nuestro alrededor personas que estén siempre dispuestas a ayudarnos y escucharnos.

Algunas veces somos como el caballo cieguito, guiados por los sonidos de las campanas de nuestros amigos. Y otras, como el caballo guía, ayudando a otros a encontrar el camino.

Hay quienes bajo la apariencia de amistad, solo provocan destrucción, parecen amigos pero terminan lastimándose unos con otros; en cambio el amigo verdadero se mantiene más leal que un hermano. Proverbios 18:24 (NTV)

Es necesario oír y considerar los consejos y las palabras de ánimo, fortaleza y exhortación que nos dan nuestros verdaderos amigos porque sólo quieren nuestro bienestar. La mejor manera de retribuir a ese cariño es contándoles todo lo que Dios hizo y está haciendo en nuestra vida, no desaprovechemos ninguna oportunidad para compartirles de su amor y ellos decidan recibir a Jesús como su Salvador.

Hoy es un buen día para que valores a las personas que están siempre contigo, aquellas que se alegran por tus triunfos y te apoyan en momentos de dolor. Visítalos y llámalos, no pierdas contacto con ellos, y si recuerdas que existe algo que te mantiene enemistado con alguno, da el primer paso, no esperes que el otro lo haga, tal vez haya muy buenos momentos por disfrutar, que no vale la pena perderlos por un enojo o un malentendido.

En todo tiempo ama el amigo y es como un hermano en tiempo de angustia. Proverbios 17:17

¡Un buen amigo te habla de Dios, pero un verdadero amigo te acerca a Él!

 

El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.

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