¿Alguna vez conociste a un cristiano que parece tener el fuego de Dios en su corazón pero sus acciones son contrarias a lo que habla?

Una tristeza inmensa inundó mi corazón cuando oí de un joven creyente las siguientes palabras “Cuando tenga tiempo me ocuparé de Dios”, esta frase es común y, a la vez,  es una realidad dolorosa y triste.

Los afanes, los anhelos, metas y todo aquello que demandan tiempo y esfuerzo han tomado el lugar que le corresponde a Dios y hoy muchos jóvenes, adultos, niños e incluso familias completas han desplazado a Dios de sus vidas.

Colosenses 2:6-7 dice: “Por eso, habiendo recibido a Jesucristo como su Señor, deben comportarse como quienes pertenecen a Cristo, con profundas raíces en él, firmemente basados en él por la fe, como se les enseñó, y dando siempre gracias a Dios” (NTV)

Dios jamás obligará a nadie a orar, a congregar, a servir, a meditar en su palabra, a ser compasivos, etc. porque estas acciones son una pequeña muestra de amor y respeto por lo que hizo en nuestras vidas y también nos ayudan a hacer que nuestras raíces en la fe estén cada vez más firmes.

No podemos negar que tenemos responsabilidades y deberes pero no podemos dejar que nos consuman y por ende llegar a olvidar lo que realmente importa: “nuestra relación con Dios”.

Son muy comunes las razones que la gente utiliza para justificar su ausencia en las cosas del Señor ¿Has oído algunas de ellas? Mis hijos son pequeños, tengo mucho trabajo, tengo que estudiar, aún no me quiero comprometer y así podríamos elaborar una lista larga de excusas y todos estos pretextos se resumen en uno solo “No tengo tiempo”.

Tenemos un Dios perfecto y sabio a tal punto que nos creó con el tiempo necesario para hacer lo que debemos hacer  “Hay una temporada para todo, un tiempo para cada actividad bajo el cielo” Eclesiastés 3:1 (NTV), el asunto está en saber administrar este recurso valioso (tiempo) y también debemos aprender a priorizar.

Quizás en este tiempo has estado utilizando algunas de estas excusas para justificar tu alejamiento de las cosas de Dios y esto te ha llevado a dejar de lado tu fe, hoy quiero invitarte a pedirle perdón a tu Padre y a que nuevamente puedes darle el lugar que le corresponde en tu corazón y en tu vida

Dios necesita hijos comprometidos, responsables, decididos, constantes y valientes.

Por Judith Quisbert

 

 

El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.

Deja un comentario