Cuentan que una niña de 5 años había pasado horas entretenida en el jardín de su casa. Cuando por fin  entró, su madre le preguntó:

     – ¿Qué has estado haciendo tanto rato en el jardín?

     – He estado ayudando a Dios- respondió tranquilamente la pequeña.

     – ¿Qué quieres decir?

     – He estado abriendo todos los capullos a fin de tener las rosas más pronto.

Al escuchar esto, la madre salió al jardín y halló todas las rosas estropeadas.

Muchos de nosotros nos parecemos a la pequeña niña, que acostumbrados a respuestas inmediatas, gracias al avance de la tecnología, queremos que Dios también responda nuestras oraciones ni bien las hacemos. Sin embargo, Dios tiene sus tiempos y son perfectos.

Muchas veces esperamos que Dios nos responda positiva o negativamente y olvidamos que existe un tercer tipo de respuesta: Espera. Su silencio es también una forma de respuesta y posiblemente sea la que más nos cueste aceptar porque vemos a Dios como paramédico, rescatista o bombero, acudiendo a sacarnos de las pruebas.

Si bien Dios a veces nos pide que esperemos, Él nunca permitirá que nada te dañe ni te dará una prueba mayor a la que puedas soportar, nunca llega demasiado pronto ni demasiado tarde, siempre en el tiempo perfecto.

“Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora… Todo lo hizo hermoso en su tiempo; y ha puesto eternidad en el corazón de ellos, sin que alcance el hombre a entender la obra que ha hecho Dios desde el principio hasta el fin.” Eclesiastés 3: 1, 11

No permitas que tu desesperación te lleve a cometer  serios errores; Dios es Soberano, Todo Poderoso y no necesita que lo ayudes,  sólo quiere que confíes en Él con todo tu corazón.

Entrégale todas tus preocupaciones y permite que Dios tome el control de tu vida.

 

El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.

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