La semana pasada fue muy difícil y triste a la vez para mí, puesto que mi bebé tenía que recibir una vacuna combinada muy fuerte en la pierna, es la que usualmente se coloca a los dos meses para protegerlo de cinco enfermedades a la vez.

Cuando vi que le colocaban esa vacuna dolorosa me sentí impotente por no poder hacer nada, pues yo no podía evitarlo ya que era necesario; ese sufrimiento y dolor al final era bueno.

Parece contradictorio pero es así, lo que duele hace bien. De igual manera sucede con nosotros y las pruebas que tenemos que atravesar a diario, puede que nos traigan dolor, sufrimiento, e incluso llegamos a pensar que Dios nos olvidó, pero no es así.

La prueba, al igual que esa vacuna muy fuerte que era necesaria para no contraer enfermedades a futuro, nos ayuda a ser más fuertes, obtener sabiduría y aumentar nuestra fe.

Puede que hoy hayas recibido esa vacuna, esa prueba que te está haciendo sufrir y llorar, pero créeme que Dios está acompañándote en todo momento como yo acompañé a mi bebé cada instante que padecía ese dolor. Verás que mañana el dolor pasará y todo será para bien.

“Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.” Romanos 8:28 (RVR-1960)

Dicen que el amor de Dios es parecido al amor de madre, llora cuando tu sufres, ríe cuando estás feliz, pero el amor que siente por ti es mucho más grande que el de una persona, así que no pienses que cuando estás en medio de una prueba, Dios no está tomándote la mano y asegurándote que todo pasará.

El dolor es necesario para crecer y esas vacunas diarias te harán un hijo fuerte y resistente a todo ataque del enemigo. Duele pero es lo mejor.

 

El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.

Deja un comentario