Jesús no sólo vino a dar su vida en rescate de toda la humanidad, sino que nos dejó varias enseñanzas para imitarlo.

En Mateo 8:23-27 podemos ver el amor y sacrificio de Jesús por la vida de sus discípulos. La Biblia relata que Jesús y los discípulos estaban en una barca cruzando el lago; pero de repente se desató una fuerte tormenta que los puso en problemas. Cuando esta situación pasaba Jesús estaba dormido.

¿Qué hicieron los discípulos ante el peligro y la amenaza de naufragar? La Biblia dice:

“Y vinieron sus discípulos y le despertaron, diciendo: ¡Señor, sálvanos, que perecemos!” Mateo 8:25.

Podemos ver que todos los discípulos pusieron su mirada en Jesús y buscaron su ayuda. No les importó despertar a su maestro que estaba descansando.

Pregunto: ¿A quién le gusta que lo despierten cuando uno está descansando? No sé si te pasó, pero cuando uno está en un sueño profundo y lo despiertan, solemos levantarnos de mal humor y con una cara de pocos amigos.

Sin embargo, la reacción de Jesús ante la necesidad de sus discípulos es sorprendente: “Él les dijo: ¿Por qué teméis, hombres de poca fe? Entonces, levantándose, reprendió a los vientos y al mar; y se hizo grande bonanza.” Mateo 8:26. A pesar de estar cansado el Señor nunca dejó de ayudar a sus discípulos. Esto nos enseña que hay que hacer sacrificios por aquellos que amamos.

Si realmente amas a tus seres queridos, nunca te negarás a ayudarlos cuando ellos tengan algún problema o necesidad. Por ejemplo, si en tu familia tu esposo(a) o hijos te necesitan, estarás ahí para ayudarlos, aun cuando tengas tus propias necesidades.

El amor es sacrificarse incondicionalmente por el bienestar de la otra persona.

“El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.” 1 Corintios 13:4,7.

El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Artículo producido para Radio Cristiana CVCLAVOZ.

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