Hace un tiempo leí una historia acerca de un grupo de cazadores fuertes y valientes de una aldea que esperaban ansiosos alguna señal del gran ciervo que había regresado por ese lugar.

Una mañana muy temprano se escuchó el gran grito de batalla y todos montaron sus poderosos caballos y acompañados de sus perros fueron en busca del gran ciervo. Su objetivo era capturarlo con vida porque se decía que quien lo hiciera podría dejar un legado de poder, sabiduría y riqueza indecible a las próximas generaciones.

Cruzaron el bosque, valles, colinas, desiertos y no podían alcanzar al gran ciervo. En un momento determinado uno de ellos vio que algo se movía a su derecha entre la niebla. Seguro de que era el gran ciervo salió a toda velocidad y se separó del grupo. Grande fue su decepción cuando logró alcanzar al animal y se percató de que sólo se trataba de una pequeña zorra.

Cuando quiso emprender el regreso no sabía dónde estaba ni cómo hallar a los otros, así que empezó a cabalgar hasta que cayó la noche y sin darse cuenta él y su caballo terminaron atrapados en un pantano sin poder moverse por el lodo.

El cazador había perdido su tiempo, energías, se había distanciado mucho de su meta y ahora se encontraba atrapado.

Muchos de nosotros empezamos el año como los cazadores ansiosos por atrapar al gran ciervo. Tenemos planes, expectativas, nos preparamos entusiastamente para ir tras el gran animal y en medio del camino nos perdemos. Todas las metas y objetivos que fijamos para el nuevo año quedan abandonados en el primer trimestre, semestre o quizás a las semanas de iniciado el año.

Quizás la zorra que te desvió fue una oportunidad que parecía más prometedora y que no fue más que una ilusión, posiblemente alguna herida del pasado te estancó en el lodo, la depresión nubló tu vista o las mil ocupaciones hicieron que pusieras tu tiempo y energías en lo urgente pero no de lo realmente importante.

Sin importar si lograste todas las metas que te propusiste para este año o si es que corriste tras una pequeña zorra que te desvió del camino, que este año que se inicia tu vista esté puesta en el gran ciervo.

Encomienda a Dios tus planes y objetivos, confía en su perfecta voluntad y verás cómo este nuevo año trae consigo 365 oportunidades para tu vida.

“Entrega al Señor todo lo que haces; confía en él, y él te ayudará” Salmos 37:5 (NTV)

 

El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.

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