Cuando te miras fijamente en un espejo puedes ver los detalles de tu rostro y, de alguna manera, tratarás de que su apariencia sea buena a pesar de lo triste o cansado que puedas estar.

En el mundo hay muchas personas que tienen una sonrisa dibujada en el rostro pero en su interior están derramando lágrimas y de alguna manera tratan de ocultar lo que verdaderamente sienten, pero las acciones y las palabras revelan realmente lo que uno tiene en el corazón.

Proverbios 27:19 dice: “Así como el rostro se refleja en el agua, el corazón refleja a la persona tal como es” (NTV).

Como seres humanos estamos limitados, solamente notamos lo que nuestros ojos alcanzan a ver, por ello es que muchas veces nos decepcionamos de las personas que creíamos que eran distintas, cuando en un momento determinado muestran lo que verdaderamente son y por ende lo que hay en su corazón.

Únicamente Dios conoce al hombre y su intención, “Pero yo, el Señor, investigo todos los corazones y examino las intenciones secretas. (…) Jeremías 17:10 (NTV), quizás podemos engañar a los demás o a nosotros mismos, pero somos lo que hay en nuestro interior.

¡Qué importante es cuidar el corazón!, Proverbios 4:23 dice: “Sobre todas las cosas cuida tu corazón, porque este determina el rumbo de tu vida” (NTV). ¿Estamos poniendo atención a lo que dejamos que entre a nuestras vidas?

Puede que hayas sido testigo de muchas injusticias o hechos tristes y dolorosos que te provocan ira, tristeza, etc. tal vez no puedas evitar tener esas emociones pero eres  tu quien decide si esos sentimientos se quedan en tu corazón; y de ser así,  debes saber que  con el paso del tiempo provocarán dolor o alguna enfermedad espiritual.

Si sabes que hay algo en tu interior que te está provocando molestias y dolor, tienes todo el deber y derecho de sacarlo. Renuncia a la amargura, a la tristeza, a la ira, etc. y deja que Dios sane y restaure tu corazón “Él sana a los de corazón quebrantado y les venda las heridas” Salmos 147:3 (NTV)

Refleja con tus acciones:

Amor, porque conoces el amor verdadero y puro que sólo Dios da.

Misericordia, porque Él ha sido bueno contigo.

Perdón, porque eso recibiste cuando estabas perdido.

Por Judith Quisbert.

 

 

El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.

Deja un comentario