Cuentan que en una pobre choza, cerca de un río vivía una humilde mujer conocida en aquella comarca con el nombre de “Pepa la dichosa”. La mujer era anciana y casi ciega pero su corazón siempre estaba repleto de la verdadera satisfacción que tienen los hijos de Dios.

Un día pasó por delante de la puerta de su casa un señor muy rico que había envejecido muy joven a causa de los afanes de la vida. Cuando pasaba por ahí oyó cantar a la pobre anciana, entró a su casa y le dijo:

  – Me parece que usted siempre está cantando.

  – Y tengo motivo para ello, respondió Pepa.

  – Desearía que me enseñara el secreto de su alegría, pues usted está sola y no tiene dinero. ¿Cómo es que usted posee tanta alegría?

  – Tal vez porque no tengo nada ni a nadie en este mundo, sino a Dios, respondió la anciana. Los ricos tienen tantas cosas que hacer, y siempre piensan que van a perder sus tesoros, o que les sobrevenga alguna desgracia; mientras que yo no tengo por el contrario nada que me moleste o inquiete, sé que mi Dios cuidará de mí.

  – Pero, dijo el caballero, supongamos que como ahora sucede; el frío y la nieve le impiden salir de la choza y…

  – Pero yo no supongo absolutamente nada, respondió Pepa cortándole la palabra; yo no necesito suponer sino que el Señor mi Dios usará de todo bien conmigo. Lo otro sólo lo hacen los que no conocen a otro Dios sino las coas del mundo: hacen suposiciones de una y otra cosa, y se afligen y tanto es así que yo, pobre mujer, con la fe puesta en Dios, me puedo preciar de más rica que todos ellos.

Cuando Pepa terminó el caballero salió fuertemente impresionado y convencido de que Pepa era más rica que él, pues ella poseía un tesoro de más valor que todas las riquezas juntas: El de la verdadera dicha.

¿En qué basas tu felicidad? ¿De qué depende tu gozo? ¿Eres de los que supone todo el tiempo?

En Mateo 6:25, Jesús mismo dijo: “Por eso les digo que no se preocupen por la vida diaria, si tendrán suficiente alimento y bebida, o suficiente ropa para vestirse. ¿Acaso no es la vida más que la comida y el cuerpo más que la ropa?” (NTV)

La vida es mucho más que las cosas materiales pero normalmente perdemos de vista esa perspectiva y empezamos a centrarnos en acumular riquezas, a preocuparnos por cosas que suponemos que podrían pasar y esos pensamientos empiezan a ocupar un lugar central en nuestra vida y nos quitan el gozo, incluso pueden llegar a enfermarnos.

En 1 Pedro 5:7 encontramos un consejo muy sabio: “Pongan todas sus preocupaciones y ansiedades en las manos de Dios, porque él cuida de ustedes” (NTV)

Si dejas tus preocupaciones en las manos de Dios, creyendo que Él está en control y sabe lo que es más conveniente para ti, su paz que sobre pasa todo entendimiento llenará tu corazón y sin importar en qué tormenta te halles, estarás siempre gozoso.

No se trata de sentarnos a esperar a ver qué pasa ni de cruzarnos de brazos esperando que las cosas sucedan o se solucionen solas, sino de darle el primer lugar a Dios y permitir que Él se encargue de nuestras vidas, familias, futuro y de las preocupaciones que tengamos.

¡Confía en Dios y disfruta de su paz y el gozo que te brinda!

 

 

El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Artículo producido para Radio Cristiana CVCLAVOZ.

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