En el capítulo 35 del libro de Jeremías encontramos el relato de un grupo de israelitas descendientes de Recab, de quien reciben el nombre de recabitas.

Este era un grupo nómada que se encontraba en las cercanías de Jerusalén, al ser esta ciudad sitiada por los babilonios decidieron refugiarse en ella.

Mientras se encontraban allí, el profeta Jeremías recibió la instrucción de Dios de buscar a los recabitas y de llevarlos al templo, donde debía invitarles vino; la respuesta que recibió de ellos fue una rotunda negativa, puesto que habían recibido la instrucción de Jonadab hijo de Recab, de no beber vino, ni edificar casa, sembrar o retener algo para sí.

En los versículos 12 al 16 del mencionado capítulo, vemos que su ejemplo es utilizado por Dios para amonestar al reino de Judá, que se había alejado del Señor siendo desobediente y adorando a dioses paganos.

La queja del Señor es que como pueblo escogido no habían oído sus constantes llamadas de volverse a Él, de dejar sus malos caminos y corregir sus obras. Contrasta su desobediencia con la obediencia y fidelidad que mostraron los recabitas a la instrucción de su ancestro.

“Fue firme la palabra de Jonadab hijo de Recab, el cual mandó a sus hijos que no bebiesen vino, y no lo han bebido hasta hoy, por obedecer al mandamiento de su padre; y yo os he hablado a vosotros desde temprano y sin cesar, y no me habéis oído. Y envié a vosotros todos mis siervos los profetas, desde temprano y sin cesar, para deciros: Volveos ahora cada uno de vuestro mal camino, y enmendad vuestras obras, y no vayáis tras dioses ajenos para servirles, y viviréis en la tierra que di a vosotros y a vuestros padres; mas no inclinasteis vuestro oído, ni me oísteis. Jeremías 35: 14-15 (RVR1960).

Este relato nos muestra cuán importante es obedecer a Dios, puesto que trae bendición además de la seguridad que implica caminar bajo Su dirección.

El resultado de hacer caso omiso a Su instrucción, deriva inevitablemente en consecuencias dolorosas.

Hoy te animo a considerar el ejemplo de los recabitas, ¿hay algún área de tu vida con la que no eres obediente a Dios? Si es así, es tiempo de volverte a Él y dejar de anteponer tu voluntad a la Suya.

“Ahora, pues, Israel, ¿qué pide Jehová tu Dios de ti, sino que temas a Jehová tu Dios, que andes en todos sus caminos, y que lo ames, y sirvas a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma; que guardes los mandamientos de Jehová y sus estatutos, que yo te prescribo hoy, para que tengas prosperidad?” Deuteronomio 10:12-13 (RVR1960).

Por Cesia Serna

 

El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Artículo producido para Radio Cristiana CVCLAVOZ.

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