Una ilustración cuenta que al principio del tercer Reich, cuando Hitler comenzaba a perseguir a los judíos, la asociación cristiana de jóvenes no estaba conforme con las actuaciones del absolutista líder, que había fanatizado de un modo absoluto  a la juventud alemana.

No era posible protestar de un modo sencillo porque la reacción de las autoridades nazis habría sido cerrar la referida asociación o algo peor.

Los dirigentes no hicieron otra cosa que  escribir con gigantescos caracteres estas dos palabras: PERO DIOS…

De modo poderoso e inquietante ambas palabras saludaban al vecindario. No tardaron mucho en venir policías de la Gestapo que hacían guardia en las cercanías y exigieron imperiosamente que fuesen quitadas ambas palabras.

Cuando se les preguntó el motivo, los excitados agentes respondieron que era insoportable tener que leer constantemente esas palabras, que representaban una duda acerca de la política que seguía la nación.

Pero tres años después, cuando Hitler tuvo que sucumbir  y se quitó la vida, las inquietantes palabras revelaron al pueblo alemán la verdad de que Dios está por encima de los hombres.

No importa cuán difíciles se vean las circunstancias Dios es Dios y Él siempre estará por encima de los hombres y de cualquier dificultad.

¿Cuál es el problema que estás enfrentando? Si te han desahuciado, si tu familia se está desmoronando, si te han dicho que levantes las manos con tu hijo(a) porque es un caso perdido, si tu país atraviesa una crisis y no ves una salida, si económicamente crees que es el final, que ya  no podrás levantarte, usa las palabras de aquellos jóvenes: “Pero Dios…” y aférrate a sus promesas.

Para Dios no hay imposibles y Él tiene la última palabra.

“Pues el Poderoso es santo y ha hecho grandes cosas por mí. Él muestra misericordia de generación en generación a todos los que le temen. ¡Su brazo poderoso ha hecho cosas tremendas! Dispersó a los orgullosos y a los altaneros. A príncipes derrocó de sus tronos y exaltó a los humildes. Al hambriento llenó de cosas buenas y a los ricos despidió con las manos vacías” Lucas 1:49-53 (NTV)

Confía en el Señor, Él es Soberano y no hay nadie que se le resista ni circunstancia que no pueda vencer, Él puede transformarla para sacar victoriosos a aquellos que han puesto su esperanza en Dios.

 

El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Artículo producido para Radio Cristiana CVCLAVOZ.

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