Por la manera como una persona se expresa, podemos darnos cuenta cómo se encuentra su corazón. Hay personas que dicen palabras groseras, que desean mal a los demás, que son negativas y siempre están de mal humor. ¿Te pusiste a pensar por qué? La mayoría de ellas, es porque tienen heridas y cicatrices causadas por alguien que defraudó su confianza.

En Proverbios 4:23 Dios nos manda a cuidar nuestro corazón por sobre todas las cosas, porque sabe que éste determina el rumbo de nuestra vida. Debes evitar que las personas y las circunstancias que atraviesas, lo llenen de amargura, rencor, envidia, odio y falta de perdón, porque es como si tuvieras a un prisionero que hasta que no lo dejes en libertad, no podrás ser completamente feliz ni tener paz. No es algo fácil, pero con la ayuda de Dios podrás lograrlo.

El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo; porque de la abundancia del corazón habla la boca. Lucas 6:45 (RVR-1960)

Ya no sigas ocultando esa herida o recordando con dolor esa cicatriz, es tiempo que le muestres a Dios el estado de tu corazón. Él quiere ayudarte, pero depende de ti permitirle sanarlo. Perdona a esa persona que te lastimó, perdónate a ti mismo por algún error cometido y también pide perdón si causaste dolor a alguien, con o sin intención. Dentro de muy poco tiempo te darás cuenta que el más beneficiado fuiste tú.

Un corazón sano siempre irradia vida, amor, alegría, paz, gratitud y esperanza.

 

El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.

Deja un comentario