La mente es el primer lugar donde se libran nuestras batallas, cada día enfrentamos situaciones que nos obligan a actuar de manera positiva o negativa y será primeramente en la mente donde ganaremos o perderemos las mismas.

Recuerdo que en una ocasión fui a cambiar dólares a moneda nacional, pero como la persona que atendía se encontraba distraída conversando con un amigo, me devolvió el cambio equivocado, dándome más de lo que correspondía. En ese momento vinieron pensamientos a mi mente: “No tienes dinero, debe ser una bendición de Dios” lo que pasó fue que antes que estos pensamientos cobren fuerza devolví el dinero. Aquella persona estaba muy agradecida por mi honradez.

Martin Lutero: “No puedo evitar que las aves vuelen sobre mi cabeza, pero sí puedo evitar que hagan nido sobre ella”

Antes de pecar pensamos en hacerlo o no, nadie absolutamente nadie puede decir: “cuando menos pensé, caí”  puesto que caemos cuando más lo pensamos, el pecado anduvo primeramente en nuestra mente y luego lo llevamos a cabo. Es por esto que la primera batalla que debemos ganar es en nuestra mente.

“Porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo.” 2 Corintios 10:4-5

En esta oportunidad quiero recordarte que El Señor nos ha dado armas poderosas para destruir fortalezas, derribar argumentos, altivez y también para llevar preso todo pensamiento a obedecer a Cristo.

La Biblia dice que los cristianos tenemos la mente de Cristo, pero ¿conocemos lo que Cristo piensa? La palabra está llena de lo que Él piensa y quiere hacer con nosotros ¿Estamos empapados de su visión? La principal arma que necesitas para atar tus pensamientos y llevarlos a obedecer a Cristo es la palabra de Dios, logrando que tus pensamientos sean los pensamientos del Señor.

No olvides que somos nosotros quienes permitimos o no que los pensamientos anden en nuestra mente. Por tanto, hoy te animo a llenarte de los pensamientos de Dios, aparta un tiempo importante para estudiar su palabra, y prepárate para examinar, determinar o reemplazar tus pensamientos con los de Dios.

Recuerda: ¡El primer enemigo a vencer eres tú mismo!

 

El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.

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