Dios nos habla muchas veces en su Palabra de que debemos aprender a amar sin esperar nada, obrar con amor y hacer todo lo que está en nuestras manos para hacer el bien a quien lo necesite.

El hecho de no esperar que te devuelvan lo que diste, no quiere decir que no verás los frutos de tus actos a futuro. Si lo harás.

Dios ve nuestro corazón y nuestras intenciones. Tal vez muchos de nosotros hemos sido mal pagados por algo bueno que hicimos o no vemos los cambios que quisiéramos. He oído a muchas personas decir que desde ahora ya no harán ningún favor a nadie porque no son agradecidos, no ven buenas retribuciones hacia su persona, etc.

Muchas personas que han sembrado buenas cosas se cansaron antes de recibir la cosecha y al final no disfrutaron ni lo que estaban sembrando ni lo que podrían haber cosechado porque todo lo hacían por obligación y no con el corazón.

Claramente podemos observar que Dios, en su palabra, dice “No nos cansemos de hacer el bien, porque a su debido tiempo cosecharemos si no nos damos por vencidos. Por lo tanto, siempre que tengamos la oportunidad, hagamos bien a todos, y en especial a los de la familia de la fe.” Gálatas 6:9-10 (NVI)

No cierres tu mano para ayudar a los demás ni para apoyar a otros. Dios te puso donde estás porque hay necesidad y puedes dar lo mejor de ti para bendecir a otros.

La oportunidad está delante de ti hoy, siembra lo mejor, deja cosas buenas ahora sin darte por vencido, mañana verás tus frutos, porque todo es como un círculo que al final volverá a ti.

 

El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.

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