Es una realidad que sólo algunos conocen, no es necesariamente una fantasía o un relato épico, ni siquiera un poema o una historieta, es algo pequeño pero asombroso, es una historia de gracia, de luz en la oscuridad.

Nació y su familia se alegró, las atenciones para el pequeño Roger no se hacían esperar. A los dos años de edad metió su dedo en el toma corrientes y se electrocutó; aún vivo, lo llevaron al hospital y le dieron una pomada para las ampollas a causa de la quemadura, pasó un mes y se restableció.

A los 11 años un perro lo mordió, aún con el susto, Roger bajó de su bicicleta y la dueña del can lo auxilió, pero sólo habían moretones, las llaves de su casa hicieron de escudo para que no se incrustaran los dientes de la fiera.

Ya contando los 13 años paseaba en bicicleta por una ciclovía turística de la ciudad junto a tres amigos, a medio camino aparecieron ladrones, empujaron a Franco, su amigo, a un desvío de agua cercano, los ladrones no quisieron bajar por temor a ensuciarse, Roger y Paúl asustados y sin saber qué hacer no abandonaron a su amigo y mientras miraban de lejos, Roger, con fuerza grito ¡Señor! ¡Señor! ¡Policía! Al escuchar los pillos esas palabras escaparon como alma que se lleva el diablo.

Con 14 años Roger se resbaló y cayó de nuca al piso, de esta no se hubiera salvado de no ser por una alma caritativa que lo auxilió; tras una hora reaccionó y retornó a casa.

¿Qué más le sucedió? Después de ayudar en su iglesia, Roger retornaba a casa con un amigo en la movilidad, tenía 23 años, un motociclista apresurado y sin casco atravesó la avenida… un accidente, cero muertos, un milagro. Entre los barrotes este joven comprendió el amor de Dios y las oportunidades que le dio, estaba allí a causa del accidente aun siendo inocente.

Es cierto que no siempre le fue bien pero en todos estos años pudo ver la mano de Dios protegiéndolo. Junto a él, en esa celda,  se encontraba otra persona a la que realmente todo le había salido mal, Roger pudo compartir del amor de Dios y Edson aceptó al Señor y aunque el nuevo convertido afrontaría una pena por un fatal accidente, también pudo sentir el amor de Dios, ese  que atraviesa aún la celda más lúgubre.

Roger superó todo esto y un alma se salvó por dicho accidente ¿Será que Dios lo llevó allí? Puede ser…

“Muchas son las aflicciones del justo, pero de todas ellas le librará Jehová” (Salmos 34:19 RVR 1960)

¿Crees que Dios tiene un propósito para tu vida? ¡Claro que sí! Estás en sus manos.

Por Carlos Eduardo Encinas.

 

 

El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVCLAVOZ.

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