Cuentan que el gran reformador Martín Lutero viajaba a pie muy a menudo. En cierta ocasión pidió alojamiento en una rústica casa de campesinos. Sin saber quién era, lo recibieron bien y lo trataron tan bien como pudieron.

Al saber quién era rehusaron toda paga, pero le pidieron encarecidamente que se acordara de ellos en sus oraciones y que escribiera con tinta en su pared alguna inscripción de recuerdo.

Prometió hacerlo y escribió: “Domini Sumus”. El campesino le preguntó qué significaban aquellas palabras, y Lutero explicó que tenía doble sentido:

El precio de nuestra libertad fue muy alto, Jesús nos compró con su sangre y al hacerlo nos dio la libertad de servirle y ya no ser esclavos de las cosas terrenales. Como hombres y mujeres verdaderamente libres, se nos otorgó la oportunidad y responsabilidad de elegir a quién serviremos.

“Dios pagó un alto precio por ustedes, así que no se dejen esclavizar por el mundo”. 1 Corintios 7:23 (NTV)

Que tus acciones, pensamientos, tus palabras y toda tu vida reflejen un continuo agradecimiento a aquel que no escatimó el precio por tu libertad. 

 

El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Artículo producido para Radio Cristiana CVCLAVOZ.

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